🧨 El “milagro” se derrumba: el Fondo advierte que la economía argentina se desacelera, sube la inflación y crece la desigualdad. El relato libertario se choca contra los números reales.
El Fondo Monetario Internacional encendió todas las alarmas: corrigió a la baja las proyecciones de crecimiento para la Argentina y anticipó que los próximos meses serán de fuerte enfriamiento económico, caída del consumo y un aumento sostenido de la pobreza.
El dato, que el gobierno intentó minimizar, representa un golpe político directo a la narrativa oficial del “renacimiento económico”.
📉 Un mazazo a la ilusión oficial
El FMI sostiene que la recuperación no llegará al ritmo esperado.
Las promesas de “rebote en V” se diluyen ante un escenario de recesión prolongada, desempleo creciente y salarios que continúan perdiendo frente a la inflación.
Mientras el ministro Caputo insiste en que “la estabilidad ya llegó”, el organismo advierte que la economía se está enfriando peligrosamente y que el ajuste fiscal —presentado como una virtud— está ahogando la producción y el consumo interno.
En otras palabras: el “plan de motosierra” empezó a comerse a la Argentina desde adentro.
💬 El veredicto del Fondo: más pobreza, menos crecimiento
En su informe trimestral, el FMI rebajó la proyección de crecimiento del PBI y elevó los riesgos inflacionarios, señalando que los efectos del ajuste ya repercuten sobre los sectores más vulnerables.
El organismo reconoce que los recortes mejoran las cuentas en el corto plazo, pero socavan la base social y ponen en duda la gobernabilidad a futuro.
El propio documento menciona la falta de inversión pública, el deterioro del empleo y la pérdida del poder adquisitivo como “factores de vulnerabilidad estructural”.
O, traducido a lenguaje real: cada punto menos de crecimiento es más hambre, más cierre de fábricas y más desesperanza en la calle.
🔥 El relato libertario hace agua
Mientras Milei celebra supuestos “superávits históricos” en las redes, la realidad económica se desploma en los barrios.
El comercio minorista acumula caídas consecutivas, las pymes no pueden sostener los costos y la clase media baja desaparece entre facturas impagables y alquileres imposibles.
El gobierno insiste con el verso de la “herencia recibida”, pero ya pasaron meses de gestión y el ajuste no trajo orden ni crecimiento: trajo miedo, endeudamiento y desindustrialización.
Desde el peronismo, las críticas fueron lapidarias:
“El FMI no castiga al pueblo argentino. Lo que castiga es la mentira de un modelo que sólo sirve a los bancos y a los poderosos”,
dijo un referente del sector económico del justicialismo en diálogo con InfodelPlata.com.
⚖️ La letra chica del Fondo
En los despachos de Washington el diagnóstico es claro:
Argentina cumplió parcialmente con las metas fiscales, pero falló en los objetivos sociales y de crecimiento.
El Fondo reconoce que el país está pagando la deuda con recesión y no con producción, algo que —según sus propios técnicos— “no es sostenible en el tiempo”.
A puertas cerradas, los técnicos del organismo admiten que sin inversión pública y sin políticas de redistribución, la economía quedará atrapada en un círculo de baja productividad y desigualdad creciente.
Es decir: un país que se achica para pagar.
📌 El verdadero costo del ajuste
La motosierra que el gobierno celebra como símbolo de “eficiencia” se traduce en miles de despidos, jubilaciones congeladas y una pobreza que ya roza el 50 %.
En el conurbano, los comedores populares vuelven a desbordarse, y los sindicatos denuncian que los sueldos ya perdieron más de un 25 % del poder de compra real en menos de un año.
Lo que para el FMI es una “corrección técnica”, para el pueblo argentino es una tragedia cotidiana.
🎙️ Conclusión InfodelPlata
La historia se repite:
Cuando el Fondo levanta el pulgar, los ricos se salvan;
cuando lo baja, los pobres pagan la cuenta.
El nuevo informe no es solo un documento económico:
es una advertencia brutal.
El modelo libertario se quedó sin combustible.
Y mientras las planillas de Washington se llenan de cifras rojas, las calles argentinas vuelven a llenarse de ollas, bronca y esperanza organizada.