El proyecto libertario vuelve a tambalearse. Lorena Villaverde, candidata a senadora por Río Negro de La Libertad Avanza, quedó en el ojo del huracán por sus vínculos con un personaje oscuro del submundo financiero y una causa penal en Estados Unidos.
La dirigente que prometía “moral y transparencia” en la política aparece hoy cercada por denuncias, documentos judiciales y un intento desesperado de ponerle un bozal a la prensa.
Villaverde reconoció haber sido detenida en suelo norteamericano, aunque intenta despegarse de toda acusación vinculada al narcotráfico. Asegura que fue “un malentendido”, pero el expediente judicial —filtrado esta semana— muestra otra cosa: una imputación por tráfico de cocaína en una causa de 2002.
El caso salpica de lleno a la estructura libertaria de Milei, que ya viene acumulando escándalos, improvisación y personajes de dudosa reputación. En su entorno hablan de “una operación sucia”, pero la realidad golpea más fuerte que cualquier complot: otra candidata del gobierno queda envuelta en sospechas mientras el país se hunde en la miseria económica.
⚖️ Un “bozal legal” para tapar el ruido
Cuando las denuncias empezaron a multiplicarse, Villaverde no salió a dar explicaciones: salió a buscar jueces. Presentó una medida cautelar para intentar silenciar a Juan Martín, su rival del PRO, que la había mencionado públicamente por su vínculo con Claudio Cicarelli, primo del empresario Fred Machado, imputado por narcotráfico.
El gesto de la candidata provocó rechazo incluso entre sus propios aliados: “Hablan de libertad, pero son los primeros en querer callar a los demás”, resumió un dirigente patagónico.
Villaverde niega haber querido censurar a nadie, pero su estrategia judicial es clara: callar a quienes la incomodan y seguir posando como víctima.
💥 La sombra de Machado y los silencios del poder
Cicarelli —el “amigo viejo” de Villaverde, según ella misma— aparece vinculado al mismo entramado empresario que salpica a Machado, el hombre investigado por tráfico y lavado.
La candidata libertaria intenta despegarse, pero las fotos, los viajes y los testimonios que circulan dentro del Congreso dejan en claro que la cercanía existió.
Y mientras tanto, en el oficialismo reina el silencio. Nadie en Casa Rosada se atreve a hablar del tema. “No hay nada para aclarar”, repiten, mientras los libertarios rionegrinos se tiran entre ellos la pelota del escándalo.
Es la típica receta del nuevo gobierno: cuando la corrupción brota, se esconden detrás del eslogan de “la casta”.
🚨 El trasfondo político
A menos de una semana de las elecciones, el caso Villaverde es un golpe directo a la credibilidad del Mileísmo, que ya perdió varios soldados por escándalos parecidos.
Desde el peronismo rionegrino no dudan: “Esto demuestra que el discurso de la pureza moral libertaria era humo. Los mismos que hablaban de libertad y justicia son los que hoy esconden sus causas judiciales”.
El pueblo rionegrino, que sufre la inflación, la falta de trabajo y el abandono del Estado, mira todo con bronca. Porque cuando los candidatos oficialistas terminan explicando sus causas penales y no sus propuestas, el mensaje es claro: la crisis moral acompaña la crisis económica.
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