Florencio Varela vuelve a ser sinónimo de miedo. En un descampado, tres cuerpos y una historia de tortura, traición y narcotráfico revelan una trama que parece salida de una película de terror urbano.
La víctima principal, una joven llamada Brenda, fue torturada mientras uno de los asesinos realizaba una llamada telefónica a un familiar —una escena escalofriante que hiela la sangre.
Las pericias confirmaron además que los implicados usaron grupos de WhatsApp para coordinar el crimen y borrar pruebas, pero los rastros digitales los delataron.
La Justicia ya agravó las imputaciones y analiza vínculos con bandas del conurbano ligadas al narcotráfico.
El pueblo está conmocionado: nadie duerme tranquilo, todos temen que la red siga activa.
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