Una serie de transferencias millonarias en dólares realizadas el mismo día en que Javier Milei recibió en Casa Rosada al empresario Hayden Davis, creador del fallido token $LIBRA, reavivan las sospechas sobre vínculos oscuros entre el Gobierno y el ecosistema cripto.
El 30 de enero, apenas minutos después del ingreso de Davis a la sede presidencial, se ejecutó una transferencia de 500 mil dólares desde una cuenta vinculada al empresario hacia la plataforma Kraken. Luego se sumaron otros 3,4 millones, divididos en dos cuentas. Ese mismo día, Milei publicó una foto junto a Davis, asegurando que lo había asesorado en tecnología blockchain e inteligencia artificial. El posteo sería luego eliminado.
🧾 Una secuencia que alimenta sospechas
La secuencia temporal es llamativa. A las 13:56, Davis ingresó a Casa Rosada. A las 14:00, se transfirieron los primeros 500 mil dólares. Veintidós minutos más tarde, ya con la reunión en marcha, se enviaron los 3,4 millones adicionales. Poco después, Milei difundió la foto del encuentro, pero no informó de ninguna reunión oficial ni de acuerdos públicos.
En paralelo, también participaron del encuentro el trader Mauricio Novelli, su socio Manuel Terrones Godoy y el diputado José Luis Espert. El 3 de febrero, Novelli abrió dos cajas de seguridad en el Banco Galicia acompañado por su madre y hermana, quienes habrían introducido bolsos y mochilas que días después retiraron vacías. ¿El detalle clave? Las cajas fueron vaciadas el 17 de febrero, justo después de que Milei promocionara el token $LIBRA en redes sociales con un tuit que luego borró.
⚖️ ¿Manejo fraudulento o financiamiento político encubierto?
La investigación llevada adelante por el ingeniero Fernando Molina, quien ya declaró en el Congreso y ante la Justicia, revela que estos movimientos no fueron aislados. Detectó patrones similares de transferencias previas a operaciones mayores: envíos pequeños de “testeo” antes de girar millones a plataformas como Bitget y Gate.io. Estas maniobras, sostiene Molina, podrían implicar cuentas asociadas o de terceros, lo que sugiere un intento de ocultar el verdadero destino del dinero.
Por ello, la querella impulsada por Juan Grabois solicitó nuevas medidas judiciales: requerir información a las exchanges involucradas y determinar si hubo conversión de criptoactivos en efectivo, algo posible con una orden a empresas como Kraken, que ofrecen ese servicio.
🔎 Un silencio oficial que compromete
Mientras crecen las pruebas, el Gobierno no ha denunciado al empresario ni ha brindado explicaciones públicas. Davis llegó a afirmar que no recuperó 100 millones de dólares que serían “de los argentinos”, y responsabilizó al propio Presidente por el colapso del token. ¿Por qué entonces el Estado no actúa ni se presenta como damnificado?
El caso plantea una serie de interrogantes políticos graves:
- ¿Se utilizó $LIBRA como pantalla para movimientos de fondos opacos?
- ¿El encuentro con Milei fue parte de una negociación encubierta?
- ¿Quiénes fueron los reales beneficiarios de las transferencias?
La Justicia, a cargo de la jueza María Servini y el fiscal Carlos Rívolo, debe ahora investigar si hubo delito financiero, lavado de activos o encubrimiento oficial. También deberá determinar el rol del Estado argentino en una operatoria que ya acumula denuncias de estafa y fraude cripto.
📌 Análisis político: ¿gobierno libertario o zona liberada para las criptomonedas?
Este episodio expone con crudeza la falta de controles institucionales del gobierno de Javier Milei, que ha promovido un discurso de libertad de mercado sin regulaciones, incluso en áreas sensibles como las finanzas digitales. Lejos de promover la transparencia, el caso $LIBRA muestra cómo la “desregulación total” habilita zonas grises donde los intereses privados pueden entrelazarse con el poder político sin rendición de cuentas.
Con un Presidente que se vincula directamente con empresarios cripto en la sede de gobierno, el escándalo sugiere un modo de gestión que elude controles públicos y debilita las bases mismas de la democracia. La pregunta de fondo es si la Argentina se está convirtiendo en un paraíso para la especulación digital y el financiamiento opaco de la política, con aval del propio jefe de Estado.