Cinco gobernadores de diferentes fuerzas políticas presentaron un nuevo espacio electoral de cara a las legislativas de octubre. Buscan romper la polarización nacional entre Javier Milei y el kirchnerismo, con una propuesta que combina federalismo, equilibrio fiscal y reclamos sociales. La jugada tensiona el vínculo con el Gobierno nacional y revela fracturas internas en el mapa político argentino.
📍 Una tercera vía con eje en el federalismo
En un hecho de alto impacto político, los gobernadores Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio “Nacho” Torres (Chubut), Carlos Sadir (Jujuy) y Claudio Vidal (Santa Cruz) anunciaron la creación de un nuevo frente electoral: “Un Grito Federal”. Aunque el nombre aún es provisorio, el mensaje es claro: se proponen disputar poder real desde las provincias frente al esquema centralista del gobierno nacional.
El espacio busca canalizar el descontento de amplios sectores del interior que se sienten postergados por las decisiones del Ejecutivo. Según explicaron, se trata de una respuesta directa a la concentración de poder político y económico en el AMBA, a la falta de inversión en infraestructura y a la subestimación del rol productivo del interior del país.
📉 De aliados a opositores: la ruptura con Milei
Varios de los mandatarios que hoy integran “Un Grito Federal” fueron en su momento aliados estratégicos de Milei en el Congreso. Pero con el correr de los meses, y ante el desfinanciamiento de obras públicas y la ausencia de diálogo real, esos apoyos se transformaron en distancia crítica.
Según señalaron, sus provincias han logrado ordenar sus cuentas y garantizar superávit fiscal, pero sin acompañamiento nacional es imposible sostener el desarrollo. En especial, apuntan a la parálisis en la ejecución de partidas para rutas, hospitales y escuelas, que consideran fundamentales para el arraigo poblacional y el crecimiento económico.
🏛️ Agenda parlamentaria y perfil ideológico
Aunque se trata de un frente amplio, con integrantes del peronismo cordobés, radicalismo, PRO y partidos provinciales, los gobernadores coinciden en una plataforma común:
- Reparto más justo de ATN y del impuesto a los combustibles
- Rechazo al veto presidencial del aumento jubilatorio
- Apoyo a la emergencia en discapacidad
- Federalismo activo y productivismo sin grietas ideológicas
Uno de los puntos más fuertes de su narrativa es la defensa del interior productivo, al que definen como “la Argentina real que cuida cada peso, trabaja e invierte todos los días”. Este enfoque combina un discurso anti-grieta, de desarrollo regional, y con eje en la responsabilidad fiscal con sentido social.
🧠 Lectura política: ¿tercera fuerza o presión territorial?
Desde una mirada política, el armado de “Un Grito Federal” puede leerse como una señal de autonomía frente al poder central y como una estrategia para negociar con mayor peso en un Congreso fragmentado. También responde a una creciente presión de sus propias bases provinciales, donde las consecuencias del ajuste nacional están generando descontento y tensión social.
Además, la creación del frente revela que la polarización Milei vs. kirchnerismo no representa a todas las realidades del país, y que existe un electorado que rechaza los extremos y busca representación desde lo local hacia lo nacional.
📌 ¿Y el futuro?
En el corto plazo, el frente busca consolidarse territorialmente y conformar una mesa política federal, que diseñe las campañas provinciales. A nivel legislativo, pretenden conformar un interbloque propio en ambas cámaras, lo que podría ser clave en votaciones sensibles para el Gobierno.
El exgobernador Juan Schiaretti, presente en la reunión, aportó respaldo simbólico, aunque se aclaró que por el momento el armado no incluye ni la Ciudad ni la Provincia de Buenos Aires, lo que le da al frente una identidad netamente interiorista.
🧩 Conclusión: una jugada que puede reconfigurar el mapa político
El lanzamiento de “Un Grito Federal” no solo desafía al oficialismo libertario, sino también a la oposición tradicional. En un contexto de crisis económica, tensiones institucionales y malestar social, los gobernadores buscan liderar una alternativa con anclaje territorial y mirada de mediano plazo. Su éxito dependerá de su capacidad de coordinación, discurso común y lectura del humor social.
¿Podrán convertirse en una opción real o solo funcionarán como factor de presión? Esa es la gran pregunta que comenzará a responderse en octubre.