¡EL CAMBIO DE HUSO HORARIO ENCIENDE LA ALERTA! EXPERTOS ADVIERTEN SOBRE GRAVES CONSECUENCIAS PARA EL RELOJ BIOLÓGICO

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La Argentina podría enfrentarse en los próximos meses a una modificación histórica: atrasar una hora el reloj oficial para volver al huso horario UTC-4. La iniciativa, que ya tiene media sanción en Diputados, promete “alinear al país con el sol” y generar un supuesto ahorro de energía. Sin embargo, detrás de ese aparente beneficio, especialistas advierten que podría desatar un verdadero caos en el organismo humano.

Quienes apoyan el cambio aseguran que adelantar el amanecer y aprovechar mejor la luz natural permitiría reducir el uso de electricidad en iluminación y calefacción. La ecuación parece simple: más sol, menos consumo. Pero los detractores responden que esa teoría no se sostiene en la práctica, ya que los hábitos sociales y laborales de los argentinos tienden a extenderse hasta la noche, cuando el gasto energético aumenta por el uso de luces, pantallas y electrodomésticos.

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El mayor impacto no se sentiría en la factura de luz, sino en el cuerpo humano. Nuestro reloj biológico, que regula el sueño, la alerta y el metabolismo, se vería forzado a adaptarse bruscamente a un nuevo horario. Esto provocaría lo que los especialistas llaman “cronodisrupción”: un desajuste entre la hora oficial y el ritmo natural del organismo. Los efectos serían inmediatos: insomnio, fatiga, irritabilidad, menor concentración, alteraciones metabólicas e incluso un aumento en el riesgo de enfermedades cardiovasculares. En otras palabras, cambiar el huso horario podría convertirse en un enemigo silencioso de la salud pública.

Como si se tratara de un viaje permanente, millones de argentinos podrían verse afectados por un “jet lag social”: una desconexión constante entre el horario impuesto por el reloj y el que dicta el sol. Esta diferencia, aunque parezca mínima, impacta directamente en la calidad del descanso y en la productividad diaria. Provincias con amaneceres muy tempranos o muy tardíos serían las más golpeadas por este desajuste.

El Senado deberá definir si convierte el proyecto en ley. Si se aprueba, la Argentina cambiaría oficialmente su hora después de décadas. La pregunta es si el país está preparado para soportar las consecuencias ocultas de esta medida. Lo que parecía un simple ajuste en el reloj podría convertirse en un experimento masivo sobre millones de cuerpos, con un desenlace todavía imprevisible.

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