La noticia sacudió al mundo Boca: Miguel Ángel Russo, histórico entrenador xeneize y figura clave en la identidad del club, recibió la contundente recomendación de sus médicos de no viajar a Rosario para enfrentar a Central este domingo en el Gigante de Arroyito.
El técnico, de 69 años, atraviesa días de tensión luego de una internación reciente que encendió las alarmas sobre su estado de salud. Aunque Russo insiste en estar junto al plantel, los profesionales le advirtieron que el esfuerzo del viaje podría ser riesgoso. Todo quedará supeditado a cómo evolucione en las próximas 48 horas.
Dentro del club hay hermetismo, pero también un fuerte deseo de que Russo priorice su recuperación. “Va a estar siempre y cuando la salud se lo permita”, repiten desde el entorno cercano al DT. La decisión definitiva se tomará entre el viernes y el sábado, dejando en suspenso quién conducirá al equipo en un partido de alto voltaje.
En el plano futbolístico, Boca también suma complicaciones: la lesión de Agustín Marchesín obligará a que el juvenil Leandro Brey defienda el arco, mientras que se espera la vuelta de figuras importantes como Ander Herrera y Tomás Belmonte para reforzar el mediocampo.
El choque contra Rosario Central no será uno más. Además de tratarse de un duelo histórico y siempre caliente, se suma la incertidumbre por la presencia de Russo, que en Rosario tiene una carga emocional especial: allí dejó una huella profunda como jugador y como técnico.
La posibilidad de que el entrenador xeneize no esté en el banco preocupa a los hinchas y al plantel, que ven en él un símbolo y un líder. El Gigante de Arroyito promete un clima ardiente y la gran incógnita es si Russo podrá vivirlo desde el campo de juego o si, esta vez, la salud lo obligará a seguirlo a la distancia.