La renuncia de José Luis Espert a la presidencia de la Comisión de Presupuesto y Hacienda sacudió los cimientos del oficialismo. En medio de un vendaval de críticas, acusaciones y maniobras políticas, el economista liberal quedó en el centro de una crisis que ya genera repercusiones en la antesala electoral.
José Luis Espert presentó su renuncia indeclinable a la presidencia de la Comisión de Presupuesto y Hacienda de la Cámara de Diputados. La decisión, que sorprendió incluso a sus aliados más cercanos, se produjo tras días de intensas presiones internas y externas que lo dejaron prácticamente sin margen de maniobra.
El ex titular de la comisión venía siendo blanco de críticas y cuestionamientos que crecieron como una bola de nieve. Su nombre quedó envuelto en un escándalo que opacó su rol dentro del oficialismo y lo convirtió en el foco de una disputa política de alto voltaje.
Según trascendió, la tensión dentro del bloque libertario había llegado a un punto límite. Mientras algunos sectores pedían su salida inmediata para evitar un mayor daño electoral, otros insistían en mantenerlo en su puesto para no dar señales de debilidad. Sin embargo, la presión fue insoportable y Espert terminó dando un paso al costado.
El oficialismo ya busca un reemplazo que calme las aguas y devuelva algo de estabilidad a una comisión clave para el tratamiento del Presupuesto 2026. El nombre que suena con más fuerza es el del diputado Bertie Benegas Lynch, quien contaría con el respaldo directo de la Casa Rosada.
En los pasillos del Congreso, la noticia cayó como una bomba. Algunos legisladores la interpretan como el síntoma más claro de la crisis interna que atraviesa el Gobierno, mientras otros creen que es una jugada calculada para reordenar filas antes de las elecciones de octubre.
Lo cierto es que la salida de Espert deja un vacío de poder en un área estratégica y reaviva las dudas sobre el rumbo del oficialismo. La caída de uno de los hombres más cercanos al Presidente marca un antes y un después en la interna libertaria y deja al descubierto las fisuras que el Gobierno intenta disimular.
Con su renuncia, Espert no solo abandona un cargo clave, sino que se convierte en el primer gran caído de una tormenta política que recién comienza.