El fútbol argentino vivió una jornada que hizo temblar las tablas, los vestuarios y hasta los corazones de los hinchas. River Plate sufrió un golpe inesperado en el Monumental al caer ante Sarmiento de Junín, resultado que sacudió la pelea por el título y dejó al equipo de Núñez tambaleando en la clasificación.
Pero la sorpresa no terminó ahí. En Avellaneda, Independiente también tropezó ante Lanús, que aprovechó al máximo su oportunidad y se metió de lleno en la conversación por los puestos de copas internacionales. Con estos resultados, el Clausura se convirtió en un verdadero campo de batalla: nadie puede confiarse y cada punto vale oro.
Mientras tanto, Rosario Central sigue firme en lo más alto y se ilusiona con repetir una campaña histórica. Boca Juniors no pierde terreno y mantiene vivas sus chances, aunque su irregularidad preocupa a los hinchas xeneizes. En la pelea por la Sudamericana, Racing, con un triunfo agónico ante Banfield, se mete en la zona de clasificación y vuelve a respirar optimismo.
El caos también se vive en la parte baja: Aldosivi y San Martín de San Juan respiran con angustia en los últimos puestos del promedio, donde cada fecha se convierte en una final anticipada. Equipos como Huracán, Tigre e Instituto miran de reojo, sabiendo que una mala racha puede arrastrarlos al abismo.
El cierre del torneo promete emociones extremas. Entre la presión por el título, la locura por entrar a las copas y el miedo al descenso, cada fecha es una historia de supervivencia. En el fútbol argentino, el drama nunca descansa: los gigantes sangran, los chicos se agrandan y el Clausura se prende fuego cuando falta cada vez menos para el final.