Mientras la economía real se desangra, Milei y Caputo apuestan a la vieja receta de siempre: congelar el dólar para maquillar los precios. El oficialismo promete “tranquilidad”, pero detrás del relato se esconde un país paralizado, salarios licuados y una economía atada con alambre.
El Gobierno libertario volvió a jugar la carta del dólar como “ancla” para controlar la inflación. Luis “Toto” Caputo, ministro de Economía y ejecutor del ajuste, confirmó que el sistema de bandas cambiarias llegó para quedarse. En pocas palabras, Milei mantendrá el dólar bajo control para maquillar los precios y mostrar una calma que no existe.
Durante la Conferencia de FIEL, Caputo aseguró que con este esquema “los argentinos pueden dormir tranquilos”. Pero la realidad es otra: mientras el dólar se congela, los salarios pierden valor, las ventas caen y el bolsillo de la gente se achica cada día más.
El Gobierno promete que la inflación caerá al 20% en 2026. Sin embargo, los analistas advierten que eso solo será posible si el dólar se mantiene artificialmente planchado. Las empresas ya alertan que los costos mayoristas siguen subiendo por encima del 3%, lo que golpea la producción y destruye márgenes de ganancia.
El exministro Domingo Cavallo advirtió que el Banco Central no tiene reservas suficientes para sostener el esquema. Aun así, Caputo confía en la ayuda del Tesoro norteamericano y en seguir usando dólares prestados para sostener la ilusión.
El panorama es cada vez más claro: dólar quieto, salarios congelados, consumo desplomado y un país al borde del estancamiento. El gobierno repite viejas recetas con nuevos nombres, mientras la gente paga el precio del “milagro libertario” que nunca llega.