El ministro del Interior, Diego Santilli, y el jefe de Gabinete, Manuel Adorni, se reunieron este jueves en Casa Rosada con el gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, en un nuevo intento del Gobierno de reconstruir lazos con las provincias mientras el caos y la improvisación siguen marcando la agenda nacional.
Sáenz llegó con un claro mensaje: la necesidad de incluir en las sesiones extraordinarias proyectos clave como la ley de derribo, la radarización y la Ficha Limpia, además de exigir soluciones para las urgencias del norte argentino. “De nada sirve el plan Güemes o el plan Roca si no hacemos nada en la tierra ni en el aire”, advirtió el mandatario.
El encuentro revela las grietas de la gestión libertaria: la falta de federalismo y la centralización de decisiones en Buenos Aires profundizan la desigualdad y frenan el desarrollo del interior. Sáenz denunció la migración de jóvenes hacia la capital por falta de oportunidades laborales y educativas, y cuestionó las restricciones a la minería impuestas sin consensuar con cada provincia.
Santilli y Adorni buscan mostrar “diálogo y coordinación” con los gobernadores, pero la estrategia choca con la evidente improvisación de un Gobierno que ya generó tensiones con provincias aliadas y excluye de la mesa a mandatarios peronistas. Mientras tanto, el norte sigue reclamando atención y resultados concretos, más allá de las fotos y los mensajes de buena voluntad desde la Casa Rosada.