Luis Caputo volvió a defender el valor del dólar mayorista, aun cuando el mercado muestra señales cada vez más preocupantes. Con el mayorista en $1446 y las reservas en caída, el ministro aseguró que el tipo de cambio “no está atrasado” y que las exportaciones récord confirman que el esquema funciona.
Sin embargo, Caputo evitó mencionar el verdadero impulso detrás de esos números: la fugaz retención cero, una medida improvisada que duró menos de tres días, benefició a las grandes cerealeras y generó tensiones con los productores. Pese a eso, el Gobierno sigue intentando mostrarla como un éxito.
Aunque el dólar mayorista bajó después de las elecciones, sigue peligrosamente cerca del techo de la banda, a menos de $100, lo que mantiene en alerta a los economistas. Para muchos analistas, la situación es clara: no se están acumulando reservas, y sin reservas el programa económico no tiene sostén.
Ricardo Delgado advierte que existe un “régimen cambiario no declarado”, donde el Gobierno intenta contener al dólar entre $1400 y $1500. Y Leo Anzalone agrega que un dólar por debajo de $1400 “no es sostenible”, porque aumenta la demanda y obliga al Tesoro a intervenir como puede.
La brecha limitada, la falta de dólares y el riesgo de shocks externos dejan al esquema cambiario en una posición frágil. Incluso Martín Redrado recordó que sin una política firme de acumulación de reservas no hay estabilidad posible, por más que Caputo insista en su relato optimista.
Mientras tanto, el Gobierno sigue forzando una calma artificial, aun cuando la economía parece sostenerse apenas con alfileres.