El precio de la carne vacuna vuelve a subir y la diferencia con el pollo y el cerdo crece cada semana. El Gobierno no interviene y el mercado avanza solo. La tendencia copia lo que pasa en el mundo, aunque Uruguay logró evitarla.
Según la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores (CAMyA), la carne aumentó 30% desde septiembre. Algunos cortes subieron mucho más: el asado americano 55%, la tapa de asado 48% y el matambre 41,7%. Todo ocurre mientras el salario pierde poder de compra.
El especialista Javier Preciado Patiño señaló que la brecha entre la carne vacuna y sus sustitutos llegó al 29%. En Uruguay es del 3%. Argentina queda cerca de países como Japón, donde la diferencia es muy alta, pero sin sus ingresos ni su estabilidad.
El stock bovino no crece desde hace décadas. La población sí. Eso provoca que haya menos carne disponible por persona. A esto se suma la demanda internacional, que paga mejor y deja menos producto para el consumo local.
La oferta podría mejorar con más peso de faena y mejores índices de destete. Hoy eso no sucede. No hay políticas que impulsen esos cambios.
CAMyA informó que el novillo aumentó 28,5% desde septiembre. El carnicero lo paga $9.000 por kilo. En el mercado de Cañuelas, los precios subieron 21% en tres semanas y solo se trasladó un 7% al mostrador.
En 1978 había dos vacas por habitante. Hoy hay una. Mientras tanto, los sueldos caen y la carne se convierte en un lujo. El Gobierno sigue sin medidas y el asado argentino queda cada vez más lejos de la mesa familiar.