El Gobierno apura una reforma laboral “a puertas cerradas” y desata otra tormenta política

Compartir

El Gobierno terminó su reforma laboral a puertas cerradas y ahora corre desesperado por el Congreso para juntar los votos que no tiene. El texto, redactado por un círculo mínimo y sin consulta real, llegó esta mañana a los despachos de Manuel Adorni, Martín Menem y Patricia Bullrich, quienes quedaron a cargo de imponerlo como sea.

Mientras la economía tambalea, el Ejecutivo insiste con una reforma que ni sindicatos ni empresarios respaldan. La CGT la rechazó de plano y la calificó como un ataque directo a los derechos laborales. Incluso la UIA cuestionó el proyecto y pidió que el Gobierno dejara de improvisar.

El paquete elaborado por Federico Sturzenegger incluye medidas explosivas: fin de la ultraactividad, cambios en convenios colectivos, recortes a sindicatos, flexibilización para empleo joven y una supuesta “democracia sindical” diseñada desde un escritorio. Un menú que promete más conflicto que soluciones.

A partir del 10 de diciembre, en sesiones extraordinarias, Bullrich activará una cacería de votos para aprobar la reforma y el Presupuesto 2026. Menem, por su parte, intenta arrebatarle la primera minoría al peronismo antes del recambio legislativo, en un clima político cada vez más tenso.

En paralelo, Adorni y Santilli recorren provincias buscando apoyos entre los gobernadores aliados. Esta semana verán a Jorge Macri y Sergio Ziliotto en reuniones clave para sostener una estrategia legislativa que ya muestra debilidad desde el inicio.

En un país golpeado por inflación, tarifazos y cansancio social, el Gobierno apuesta a una reforma escrita a las apuradas, sin diálogo y con un objetivo evidente: instalar el ajuste más duro bajo el disfraz de “modernización”. Una jugada que promete más problemas que respuestas.

Compartir
Dejar comentario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *