La última encuesta de la Universidad Abierta Interamericana revela un dato que golpea fuerte: el 57% de los habitantes del AMBA no tendrá vacaciones este año. La causa principal es tan simple como brutal: el 65,5% culpa directamente a la situación económica, esa misma que el Gobierno insiste en describir como “en recuperación”.
Mientras los funcionarios hablan de “ordenar las cuentas”, la gente ajusta su vida real. Las familias recortan días, bajan expectativas y eligen destinos más baratos. La Costa Atlántica vuelve a ser la escapatoria favorita (60,3%), más por necesidad que por entusiasmo.
El turismo internacional sigue cayendo: solo el 32,7% de los que viajan piensa salir del país. Brasil encabeza la lista, pero cada año se vuelve más inaccesible. Dentro de Argentina, el patrón se repite: viajes más cortos y presupuestos más apretados. Las vacaciones de una semana superan a la clásica quincena, un síntoma clarísimo del desgaste económico.
Aun así, el 51,5% gastará más que el verano pasado, incluso viajando menos. La inflación devora todo y el “ajuste” pega directo en la rutina de millones.
El panorama es contundente: este verano, para una mayoría, descansar dejó de ser un derecho y se convirtió en un lujo. Y en un país cada vez más caro y desigual, el mar se aleja, no solo en distancia, sino también en posibilidades.
