En otro capítulo del caos institucional que desata el Gobierno día tras día, Daniel Vitolo —titular de la IGJ— salió a apagar un incendio que ellos mismos alimentaron: aseguró que “nadie está pensando en intervenir la AFA”. Una aclaración tardía, tibia y que solo deja en evidencia la improvisación crónica de un Ejecutivo que juega con el fútbol como si fuera un juguete político.
Vitolo, intentando despegar a la Casa Rosada del escándalo, repitió que ni su área ni el Ministerio de Justicia evalúan recomendar una intervención. Pero mientras tanto, la AFA sigue bajo la lupa porque, según él mismo confesó, no cumplió trámites básicos, tiene estatutos sin presentar y elecciones adelantadas que terminaron judicializadas. Un descontrol total que el Gobierno observa desde la tribuna… cuando debería estar en la cancha.
El titular de la IGJ desmontó otra mentira más: la AFA dice que ya opera bajo la fiscalización bonaerense, pero legalmente sigue respondiendo a la Ciudad. Y como si fuera poco, acumula ocho años de balances sin aprobar y gastos por más de 111 millones de dólares que nadie puede explicar. A esto se suma la Superliga, que debe justificar 348 millones de dólares y partidas que no sabe ni a qué club fueron a parar. Un agujero negro que desnuda la falta de transparencia del fútbol… y la pasividad cómplice del Gobierno.
Mientras tanto, desde la Rosada insisten en mostrar distancia, como si no tuvieran nada que ver con el terremoto institucional que sacude al deporte más popular del país. Otra vez, el Ejecutivo juega a desentenderse, pero los números, las irregularidades y el desmanejo explotan igual. Y siempre, siempre, lejos de cualquier responsabilidad política.
