En el Día del Trabajador, las principales cámaras empresariales argentinas reiteraron sus quejas por los supuestos altos costos laborales que, según ellos, obstaculizan la contratación de personal. Sin embargo, un informe reciente de la Fundación de Investigaciones Económicas Latinoamericanas (FIEL) revela que el costo laboral actual es el más bajo en décadas, debido a la significativa caída del salario real formal, que se contrajo un 23% entre el segundo trimestre de 2023 y el primero de 2024 .
A pesar de esta reducción, los empresarios propusieron en el Consejo del Salario un aumento del salario mínimo que apenas superaría los 300 mil pesos, mientras que los sindicatos solicitaron más de 600 mil pesos. De concretarse esta paupérrima oferta de los empresarios, la cifra representaría el Salario Mínimo, Vital y Móvil más bajo de los últimos 35 años.
Este escenario refleja una desconexión entre las demandas empresariales y la realidad económica de los trabajadores, quienes enfrentan una pérdida significativa de poder adquisitivo. La insistencia en reducir aún más los costos laborales podría profundizar la precarización del empleo y aumentar la desigualdad social.
En lugar de abordar los verdaderos desafíos que enfrenta el mercado laboral, como la informalidad y la falta de capacitación, las propuestas empresariales parecen centrarse en mantener o reducir los salarios, sin considerar el impacto en la calidad de vida de los trabajadores y en la cohesión social.