Datos preliminares correspondientes a 2024 revelan un descenso generalizado en las tasas de vacunación infantil en Argentina, con valores que se encuentran por debajo del umbral necesario para garantizar la inmunidad comunitaria frente a enfermedades prevenibles. En varias jurisdicciones, incluyendo la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, las coberturas no alcanzan el 80% mínimo recomendado para muchas de las vacunas del calendario obligatorio.
Según registros recientes, la cobertura de la vacuna contra la hepatitis B en recién nacidos fue del 68,10%, mientras que la BCG llegó al 73,81%. En el caso de vacunas múltiples, como la quíntuple/séxtuple, la tercera dosis apenas superó el 68%. La situación se agrava con los refuerzos: la triple viral alcanzó una cobertura del 46,35%, y las de polio y DPT (difteria, tétanos y tos ferina), no superaron el 47%.
Organismos internacionales como Unicef y la OPS (Organización Panamericana de la Salud) advierten que la región atraviesa una tendencia regresiva en materia de inmunización. En 14 países latinoamericanos, incluida Argentina, la cobertura disminuye de forma sostenida. Entre 2019 y 2021, más de 6,8 millones de niños y niñas no recibieron vacunas de manera sistemática en América Latina y el Caribe.
Especialistas atribuyen el fenómeno a múltiples factores: disminución de campañas de concientización, baja percepción de riesgo por parte de la población, dificultades de acceso en zonas alejadas, y debilitamiento de áreas técnicas en los ministerios de salud. En Argentina, la Dirección de Control de Enfermedades Inmunoprevenibles sufrió una reducción del 40% de su personal técnico.
Durante un encuentro de la Semana de Vacunación de las Américas, la infectóloga Leda Guzzi recordó que las vacunas no solo previenen enfermedades, sino que también disminuyen la mortalidad y reducen la presión sobre el sistema sanitario. “Sin vacunación sostenida, pueden reaparecer enfermedades como el sarampión, la polio o la difteria, que habían sido controladas durante décadas”, advirtió.
En paralelo, el Ministerio de Salud analiza la posibilidad de transferir la gestión de los programas de vacunación a las provincias. Si bien la medida apunta a descentralizar las estrategias, especialistas advierten que podría generar mayores desigualdades, especialmente en distritos con menos recursos logísticos y humanos.
El llamado de la comunidad científica es claro: es urgente restablecer coberturas adecuadas, reforzar campañas públicas y garantizar el acceso equitativo a las vacunas, para evitar un retroceso en los logros sanitarios alcanzados en las últimas décadas.