Barcelona vivió una jornada inolvidable. Calles desbordadas de color, libertad y orgullo marcaron el pulso de una de las manifestaciones LGBTIQ+ más imponentes de Europa. Más de 150.000 personas —según datos de la Guardia Urbana, aunque los organizadores elevaron la cifra a 250.000— tomaron el corazón de la ciudad para gritar fuerte y claro: “¡No nos callamos más!”
La movilización comenzó en la plaza Universitat y recorrió con alegría, música y consignas el paseo de Lluís Companys. Más de 50 carrozas desfilaron al ritmo de DJs, tambores, banderas multicolores y besos sin miedo. Al caer la noche, los conciertos y fiestas convirtieron a Barcelona en una celebración interminable de identidad y resistencia.
El lema que encabezó la marcha lo dijo todo:
“Porque sin diversidad, el mundo sería gris. Contra la censura y la ola reaccionaria”
Autoridades políticas como el alcalde Jaume Collboni, la ministra de Igualdad Ana Redondo, el ministro de Cultura Ernest Urtasun, y la consellera Eva Menor se hicieron presentes, no solo como observadores, sino como aliados activos del colectivo.
Además, Barcelona renovó su ambicioso sueño de convertirse en sede del WorldPride 2030, el evento mundial más importante del orgullo LGBTIQ+.
✊ “Esta fue una marcha contra el silencio, contra la regresión de derechos, contra los discursos de odio. Fue un grito de amor colectivo que desbordó toda represión”, expresó uno de los organizadores.