Día de la Pachamama: por qué se celebra el 1 de agosto y cómo honrar a la Madre Tierra 🌱

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Cada 1° de agosto se celebra esta tradición ancestral en toda América Latina para agradecer a la Tierra y pedir por la prosperidad. El ritual incluye ofrendas, sahumos y caña con ruda en ayunas como símbolo de purificación.

Prensa Tupac

El Día de la Pachamama es una ceremonia ancestral de origen andino para agradecer a la Madre Tierra por sus frutos y pedir protección para el nuevo ciclo agrícola. Esta festividad, muy arraigada en provincias como Jujuy, también se celebra en otros países de América del Sur con rituales simbólicos que invitan a la reflexión sobre el vínculo con la naturaleza.

¿Por qué se celebra el 1° de agosto?

La fecha marca el inicio del ciclo húmedo en el calendario agrícola andino. Según la cosmovisión de los pueblos originarios, es el momento adecuado para honrar a la Tierra y devolverle lo recibido. La “corpachada” o ceremonia principal consiste en alimentar simbólicamente a la Pachamama, enterrando ofrendas como alimentos, bebidas y hojas de coca.

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¿Qué representa el ritual?

El ritual tiene un profundo sentido de reconexión espiritual y comunitaria. Se cava un pozo en la tierra —“la boca de la Pachamama”— donde se depositan elementos significativos, se encienden velas y se pronuncian palabras de gratitud y pedidos. Puede incluir coplas, cantos y música tradicional, con una fuerte carga emocional y cultural.

¿Cuál es el rol de la caña con ruda?

Beber caña con ruda en ayunas el 1° de agosto es una costumbre ancestral para “espantar los males” y atraer la buena suerte. Según la tradición guaraní, esta bebida medicinal aleja enfermedades, limpia el cuerpo y el espíritu, y protege contra la envidia. Se recomienda beberla en tres sorbos y convidar a la tierra con un chorrito al decir “kusiya, kusiya”, que significa “ayudame”.

¿Cómo hago el ritual?

No es necesario estar en zonas rurales. El ritual puede hacerse en una maceta, patio o balcón, siempre con respeto e intención. Se sugiere preparar ofrendas simbólicas, sahumar el espacio, encender una vela y reflexionar en silencio al cerrar el ritual. Lo esencial es la gratitud sincera y el deseo de conexión con la naturaleza.

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