El presidente Javier Milei volvió a irrumpir con fuerza en la arena pública y esta vez lo hizo con un mensaje que no dejó a nadie indiferente. En una de sus intervenciones más virales, defendió con vehemencia la película Homo Argentum, protagonizada por Guillermo Francella, y transformó lo que parecía un simple estreno de cine en un nuevo capítulo de la guerra cultural que divide a la Argentina.
Milei celebró el éxito de la cinta en los cines y aseguró que la obra “deja en evidencia la oscura e hipócrita agenda de los progres caviar”. Con su estilo filoso, arremetió contra quienes cuestionaron la película y no escatimó insultos: los trató de “parásitos mentales”, “zombies resentidos” y “envidiosos que no soportan ver el triunfo ajeno”.
El mandatario fue más allá y dejó una advertencia cargada de ironía: “No se enojen con la realidad ni con los datos, traten de salir de la miserable vida que viven con altura”. Al mismo tiempo, lanzó un desafío directo a los sectores que intentan boicotear el filme, convencido de que la polémica solo hará crecer su impacto: “Cuanto más quieran frenarla, mayor será su éxito”.
La película, que ya venía generando entusiasmo en las salas, se convirtió de golpe en un fenómeno político. La figura de Francella, uno de los actores más queridos del país, quedó envuelta en el ojo de la tormenta y pasó a representar, para muchos, un símbolo de resistencia cultural. En pocos días, Homo Argentum dejó de ser solo una ficción para instalarse como estandarte de la batalla ideológica que Milei lleva adelante contra el progresismo.
La jugada del presidente no solo apuntó a respaldar al actor y a la película, sino también a reforzar su cruzada contra lo que denomina la “agenda woke”. Con frases cargadas de confrontación, Milei volvió a mostrarse como un líder dispuesto a librar cada discusión en el terreno cultural, convencido de que allí también se juega el poder.
Lejos de apagar la grieta, sus palabras la encendieron aún más. El debate sobre la película se trasladó a las redes, a los medios y a la política, alimentando una controversia que promete crecer. Lo que empezó como un estreno de cine terminó siendo una declaración de guerra en el corazón de la cultura argentina.