La tensión política alcanzó su punto más alto. El Gobierno cerrará su campaña en la localidad de Moreno y lanzó un desafío directo a Axel Kicillof: “Ellos deciden si les es redituable que se pudra o que haya paz”. El acto, lejos de ser un cierre electoral tradicional, se convirtió en un ring político de máxima tensión.
A pesar de las advertencias del gobernador bonaerense sobre la falta de condiciones y riesgo de incidentes, el oficialismo avanzó con su plan. Casa Militar reforzó la seguridad de la cúpula libertad avanza y el mensaje fue claro: “Si quieren venir, que vengan”.
Kicillof no se quedó atrás: responsabilizó directamente al presidente Milei por cualquier brote de violencia. Cuestionó el lugar elegido para el acto, catalogado como “sospechoso” y “mal preparado”, e incluso señaló que en la organización intervinieron personajes con más prontuario delictivo que experiencia política.
Moreno se convirtió así en el último frente de batalla antes de las elecciones: una ciudad donde la calma está en juego y un acto de campaña puede encender el país. Con tanto en disputa, el recorrido político entra en terreno explosivo… y el desenlace aún está por verse.