Caputo se arrodilla ante el FMI mientras el país se hunde: otro pago millonario y promesas vacías

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El ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, enfrenta hoy lo que el Gobierno vende como un “triunfo financiero”: el último pago del año al Fondo Monetario Internacional por 825 millones de dólares. Pero detrás de los números fríos, la realidad es más caliente que nunca: la Argentina se desangra para cumplirle al Fondo mientras el pueblo no llega a fin de mes.

El llamado “hombre de los mercados” vuelve a repetir el libreto que hundió a generaciones de argentinos: ajustar abajo para pagar arriba. Fuentes del propio Ministerio de Economía admiten que el Tesoro tuvo que rascar hasta el último dólar del Banco Central para poder girar el pago. Todo esto mientras el dólar se dispara y los precios no paran de subir.

El último pago del año, la última mentira del relato libertario

Desde el Gobierno se jactan de “cumplir con los compromisos internacionales”, pero la realidad golpea más fuerte que las conferencias de prensa de Adorni: no hay dólares, no hay reservas y no hay plan. Caputo apenas logra apagar el incendio del FMI, pero el próximo año lo espera una deuda que supera los 4.500 millones de dólares solo en intereses y amortizaciones.

Y mientras tanto, los funcionarios libertarios sueñan con un “swap” de 20 mil millones con Estados Unidos, como si la salvación viniera de Washington. ¿La independencia económica? Bien, gracias.

El pueblo paga, el Fondo cobra

El Tesoro compró más de 700 millones de dólares la semana pasada, según trascendió, en una maniobra que vació aún más las reservas del Banco Central, hoy en mínimos históricos. Sin embargo, ni Caputo ni el propio Milei explican cómo se sostendrá el país en 2026, cuando lleguen los nuevos vencimientos.

En la calle, los argentinos ya sienten la otra cara del “milagro anarcocapitalista”: precios por las nubes, salarios congelados y un Estado que solo responde a los mercados. Mientras Milei habla de “libertad”, los argentinos pierden soberanía económica y vuelven a depender del Fondo, ese viejo patrón que dicta cuánto se puede gastar en salud, educación o jubilaciones.

El futuro hipotecado

Para el próximo año, Caputo promete salir a los mercados internacionales, como si alguien fuera a prestarle al país con semejante inestabilidad política y social. En los pasillos del Ministerio de Economía se habla de canje de deuda, ajuste de encajes y nuevas medidas de “sinceramiento” —una palabra elegante para decir recorte—.

El “León libertario” ruge en los micrófonos, pero en los hechos se arrodilla ante los mismos poderes que decía combatir. Argentina cumple con el FMI, sí. Pero lo hace a costa del pueblo, del trabajo y del futuro.

Porque mientras los poderosos aplauden desde Wall Street, en los barrios la heladera está vacía y la esperanza también.

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