El PRO vuelve a sacudirse en medio del caos político que atraviesa el país bajo un Gobierno nacional que no logra ordenar ni su propia tropa ni la de sus aliados. Este jueves, la Mesa Nacional del partido se reúne de urgencia para debatir la expulsión de Gisela Scaglia y revisar la posición del gobernador chubutense “Nacho” Torres, en un clima de enojo y desconfianza.
En plena discusión del Presupuesto 2026 y del paquete de reformas que Milei intenta meter a presión, el PRO estalla por dentro. Dirigentes denuncian “presiones y motivaciones oscuras” para romper el bloque y empujar legisladores hacia Provincias Unidas. La salida de Nuñez, Capozzi y, sobre todo, la rebelión de Scaglia, encendieron todas las alarmas. En el macrismo hablan de maniobras para quedarse con la tercera minoría y condicionar comisiones clave del Congreso, dejando expuesto el desorden del Gobierno libertario.
Mientras algunos sectores reclaman mano dura y una intervención partidaria inmediata, otros temen romper con gobernadores aliados. La interna empeoró cuando Martín Yeza acusó a Scaglia de “trabajar contra el PRO”, y dirigentes cercanos a Ritondo criticaron a los que “se pintaron de violeta” para agradar a Milei.
Scaglia devolvió el golpe: afirmó que trabaja por el PRO, denunció operaciones y apuntó directo contra figuras que coquetearon con el oficialismo. “Si esa es la vara, aplíquenla también a quienes se disfrazaron de libertarios”, lanzó.
El caso de Torres agrega más tensión: lo ven como uno de los motores de Provincias Unidas, aunque menos expuesto. Todo ocurre mientras el país sigue sin rumbo, y la política discute internas mientras la gente espera soluciones.
