La caída del consumo minorista es otro dato preocupante para el gobierno. En febrero, las ventas en supermercados bonaerenses bajaron un 2,2% interanual, con un desplome del 5% en el Conurbano, el núcleo electoral más decisivo del país. Se trata de una de las zonas más afectadas por la inflación, la pérdida de poder adquisitivo y la falta de dinamismo económico.
En paralelo, el sector automotriz cayó un 17%, y la venta de vehículos utilitarios, esenciales para actividades laborales, retrocedió un 24%. También bajó la producción de combustibles: 15% menos de gasoil común y 18% menos de gasoil premium respecto de marzo de 2023.
Una crisis nacional con epicentro bonaerense
La situación no es exclusiva de Buenos Aires, pero su peso específico agrava el impacto a nivel nacional. La provincia representa:
- 43% del empleo industrial registrado
- 33% del empleo en comercio
- 28% del empleo en construcción
Con semejantes caídas en los sectores más intensivos en trabajo, la posibilidad de una recuperación nacional sostenida parece lejana. “El plan económico nacional desincentiva la producción y reduce el mercado interno”, advirtió López, apuntando directamente al modelo libertario como causante del estancamiento.
Milei ante un dilema electoral: relato vs. realidad
El gobierno nacional insiste en que la inflación está bajando y que la economía “tocó fondo”, pero los indicadores productivos muestran una contracara preocupante para Javier Milei. Si el Frente de Todos quedó asociado al fracaso inflacionario, el gobierno libertario podría cargar con la marca de la recesión estructural y la caída del empleo.
A menos de seis meses de las legislativas, Milei enfrenta el riesgo de que la economía real erosione su capital político. Especialmente en un territorio clave como Buenos Aires, donde la falta de obra pública, el cierre de empresas y el consumo en baja golpean a los sectores populares y medios.
Conclusión: la provincia que define elecciones, hoy define el límite del ajuste
La crisis productiva bonaerense no solo desmiente el relato oficial de recuperación, sino que también pone en duda la viabilidad electoral de un modelo que no genera trabajo ni crecimiento. En un año legislativo clave, el resultado no se definirá solo en los sets de televisión o en las redes sociales, sino también en los changuitos vacíos, las fábricas apagadas y los obreros sin obra.
El desafío para Milei es claro: sin una mejora concreta en el nivel de actividad, la narrativa del “milagro libertario” puede empezar a desarmarse donde más duele: en la provincia que define elecciones.