El ministro Federico Sturzenegger confirmó que el nuevo fondo para despidos se financiará con plata del Estado, mientras la reforma laboral de Milei alcanzará a todos los trabajadores, incluso a los que ya estaban empleados. Una medida que vuelve a cargar el peso del ajuste sobre los mismos de siempre.
El funcionario explicó que la baja impositiva del 3% será usada para armar el Fondo de Asistencia Laboral. En la práctica, el Estado pone recursos, los empresarios pagan menos y el trabajador queda más expuesto.
La reforma también reduce las indemnizaciones, ya que deja afuera el aguinaldo, las vacaciones y los premios, además de imponer un tope que baja aún más el monto final.
Otro punto polémico es el “banco de horas”, que permite trabajar horas extra sin cobrarlas, compensando con descansos posteriores. Una idea presentada como “flexible”, pero claramente favorable a las empresas.
La ley también permitirá bajar categoría y salario a trabajadores que regresen de licencias prolongadas, un retroceso que impacta de lleno en derechos históricos.
En resumen, la llamada “modernización laboral” deja un mensaje claro:
el Estado financia, el empresariado se alivia y el trabajador pierde protección.
