El Gobierno acelera a ciegas rumbo a las extraordinarias: presión, negociados y un Presupuesto atado con alambre

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El Gobierno se prepara para las sesiones extraordinarias con un clima de tensión creciente. Aunque la Casa Rosada asegura que el Presupuesto 2026 tiene apoyo, el panorama es inestable. Las negociaciones son intensas y los acuerdos cambian todo el tiempo.

Karina Milei lidera la estrategia para aprobar la reforma laboral, la reforma tributaria y el nuevo Código Penal. El oficialismo afirma que estas leyes traerán “modernización”, pero muchos sectores ven un ajuste que recorta derechos.

El Presupuesto avanza gracias a promesas y pactos que contradicen el discurso “anti-casta”. Gobernadores y legisladores reciben borradores incompletos y versiones diferentes de los proyectos. Incluso dentro del Gobierno hay confusión sobre los textos finales.

La tensión también aparece afuera. La CGT rechaza los cambios laborales. El Consejo de Mayo dice que no conoce el formato final de las reformas. En el Congreso, varios bloques dudan de que se puedan tratar tantos proyectos en pleno verano.

Aun así, Patricia Bullrich y Martín Menem aseguran que tienen los votos necesarios. Confían en que la nueva composición del Congreso les permitirá avanzar rápido. Diciembre estará dedicado al Presupuesto y a la Ley de Glaciares. El resto quedará para enero y febrero.

Mientras tanto, Adorni y Santilli buscan apoyo entre los gobernadores. Ofrecen soluciones locales a cambio de acompañamiento. Todavía analizan si convocan a los mandatarios más críticos.

El Gobierno llega a las extraordinarias con algo de margen.
Pero es un margen frágil, sostenido por apuros, presión política y acuerdos precarios. En un verano caliente, cualquier movimiento puede desatar una crisis.

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