La economía argentina atraviesa una tormenta financiera sin precedentes: bonos y acciones desplomándose, el dólar mayorista rozando los $1.425 y una fuga de capitales imparable. Sin embargo, desde la Casa Rosada, el presidente Javier Milei minimiza la crisis y la atribuye únicamente al “clima electoral”. En una reunión de Gabinete realizada en el Salón Eva Perón, Milei expresó que la volatilidad es “producto de la previa de las elecciones” y que se prolongará hasta el 26 de octubre.
Mientras tanto, el Gobierno se prepara para un viaje crucial a Estados Unidos, donde el presidente se reunirá con su par Donald Trump. Según el vocero presidencial, se abordarán temas clave como economía, energía y relaciones bilaterales. Sin embargo, la falta de anuncios concretos y la ausencia de medidas urgentes generan incertidumbre sobre la efectividad de este encuentro.
En medio de este panorama, el oficialismo se enfrenta a una creciente presión social y política. La falta de respuestas claras y la dependencia de factores externos como el viaje a EE.UU. dejan al país al borde del abismo económico.
La pregunta que todos se hacen es: ¿será este viaje la salvación que el Gobierno necesita o el último clavo en el ataúd de una gestión que parece perder el rumbo?