El corazón del oficialismo quedó atravesado por un terremoto político y judicial. Tras la difusión de audios demoledores en los que Diego Spagnuolo, exfuncionario clave, reveló una supuesta red de sobornos en el Estado, la Casa Rosada entró en crisis y ahora evalúa contraatacar con una denuncia penal contra él.
En las grabaciones, Spagnuolo asegura que existía una recaudación sistemática con retornos millonarios provenientes de contrataciones estatales. La acusación más escandalosa apunta directamente al círculo íntimo del poder, dejando al descubierto nombres sensibles y hasta mencionando a Karina Milei en la trama. Las palabras retumban en un clima ya enrarecido: “De lo que cobran, un porcentaje va para arriba”, se lo escucha decir, en una frase que desató un vendaval mediático y puso al Gobierno contra las cuerdas.
Lejos de admitir responsabilidad, el oficialismo salió a desmarcarse. Desde los despachos de Balcarce 50 bajaron una línea clara: negar todo, victimizarse y golpear de vuelta. Por eso, la jugada sería avanzar con una denuncia contra Spagnuolo por supuesta falsedad y hasta por presunta extorsión. Mientras tanto, Javier Milei se reunió de urgencia con su mesa chica para diseñar una estrategia de contención. El clima, según testigos, fue de máxima tensión: puertas cerradas, teléfonos confiscados y gestos adustos de los principales asesores.
El escándalo ya tiene ribetes policiales. En las últimas horas, la Justicia ordenó allanamientos en la casa de Spagnuolo y en oficinas vinculadas a la Agencia Nacional de Discapacidad. Entre lo secuestrado, trascendió la existencia de teléfonos, documentos y hasta una máquina para contar dinero que alimenta las sospechas de los investigadores. La trama también alcanza a la poderosa droguería Suizo Argentina, señalada como engranaje central del supuesto circuito de retornos ilegales. El dato encendió aún más la mecha, ya que desde hace años se la vincula a millonarios contratos con el Estado.
El caso cayó como un regalo en bandeja para los bloques opositores, que ya presentaron pedidos de informes y denuncias judiciales. Legisladores hablan de “la punta de un iceberg” que podría destapar la mayor trama de corrupción en lo que va de la gestión. En los pasillos del Congreso se respira euforia entre los opositores y desazón en el oficialismo, que intenta minimizar el daño mientras la noticia domina la agenda pública.
El estallido llega en el peor momento para el Gobierno: tras varias derrotas legislativas y en plena antesala de una campaña electoral decisiva. La imagen de transparencia y austeridad que el oficialismo buscaba imponer quedó hecha trizas, y ahora el desafío será sobrevivir a una tormenta que recién empieza. El futuro inmediato se resume en una sola pregunta: ¿logrará el Gobierno frenar el escándalo apuntando contra Spagnuolo, o este caso se convertirá en la grieta que marque un antes y un después en la gestión de Javier Milei?