Jorge Macri fue a reclamar lo que la Nación le debe por coparticipación, pero volvió con las manos vacías. Mientras Milei y Caputo hablan de “acuerdos positivos”, la deuda con la Ciudad se acumula y amenaza con paralizar servicios esenciales.
El jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri, se reunió con el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo, para reclamar el pago de una deuda monumental: $274.000 millones que la Nación adeuda a la Ciudad de Buenos Aires por coparticipación. El encuentro, según el relato oficial, fue “positivo”, aunque lo cierto es que la plata sigue sin aparecer.
Macri exigió que los fondos figuren en el Presupuesto 2026, que será debatido en las sesiones extraordinarias del Congreso. Pero la respuesta del Gobierno nacional fue tibia: no hay partidas previstas ni garantías de cumplimiento del fallo de la Corte Suprema que ordenó restituir el porcentaje correspondiente.
Desde la administración porteña advierten que el incumplimiento del denominado “goteo diario” de recursos afecta la autonomía de la Ciudad y pone en riesgo servicios esenciales como la seguridad, la educación y la salud. Los pagos, aseguran, comenzaron a ralentizarse desde agosto y hoy la deuda asciende a cifras escandalosas.
El reclamo no es nuevo, pero el contexto es cada vez más crítico. Mientras el ministro Caputo promete diálogo y Milei habla de “reconstruir la relación”, la Ciudad se ahoga financieramente y los fondos que le corresponden por ley siguen atrapados en los escritorios del Palacio de Hacienda.
Fuentes cercanas al Gobierno porteño sostienen que los equipos técnicos seguirán trabajando para lograr un acuerdo, aunque cada reunión parece más una excusa para ganar tiempo que una solución real.
La foto de Caputo y Macri sonrientes intenta mostrar calma, pero detrás del decorado hay una deuda impaga, una gestión que no cumple y una Ciudad que exige lo que le pertenece por derecho.