En un nuevo gesto de opacidad institucional, el jefe de Gabinete Guillermo Francos presentó un adelanto del informe de gestión del gobierno sin responder las preguntas más sensibles sobre la actualidad económica. El funcionario optó por una estrategia de evasión frente a los temas más delicados: no brindó detalles sobre el reciente acuerdo con el FMI por USD 20.000 millones y evitó cualquier pronunciamiento concreto sobre la estafa con la criptomoneda $Libra, que involucra a actores cercanos al oficialismo.
La falta de respuestas generó un fuerte malestar en la oposición, que denunció la creciente falta de transparencia del Ejecutivo. Francos prometió que las explicaciones llegarán recién la semana próxima, cuando sea interpelado en el Congreso, pero el gesto ya fue leído como una maniobra dilatoria más que como un compromiso con la rendición de cuentas.
Mientras tanto, el Gobierno avanzó en la modificación del índice de inflación. Según Francos, el nuevo IPC —ya desarrollado por el INDEC— busca “reflejar con mayor precisión los hábitos de consumo”. Sin embargo, el cambio se anuncia justo en un contexto de aceleración inflacionaria y dudas crecientes sobre la veracidad de los datos oficiales. En ese marco, la revisión del IPC genera sospechas más que confianza, y muchos observadores temen que se trate de una estrategia para maquillar cifras antes de las elecciones.
Evadir para gobernar
La actitud de Francos ante los temas clave del informe de gestión consolidó una línea ya conocida en el gobierno de Javier Milei: una administración que se precia de “decir la verdad” pero que, cuando los números no cierran, prefiere el silencio o la posverdad. Las preguntas sobre el acuerdo con el FMI, la salida del cepo, las proyecciones de reservas o el tipo de cambio convergente no fueron respondidas, o bien fueron remitidas a respuestas inexistentes, como ocurrió con la pregunta N°659, citada por Francos pero ausente del documento.
Este tipo de maniobras no solo obstaculizan el control parlamentario: evidencian una preocupante selectividad informativa, en la que el gobierno elige cuidadosamente qué decir y qué ocultar, aun en instancias formales como los informes de gestión obligatorios.
$Libra y el manto de silencio
El caso de la criptomoneda $Libra se ha convertido en un símbolo de la opacidad oficial. La falta de explicaciones sobre este esquema, que ya es calificado como una estafa multimillonaria con presuntos vínculos con funcionarios o asesores cercanos al Ejecutivo, alimenta las sospechas de encubrimiento. Francos aseguró que responderá sobre el tema el 22 de abril, pero ya había anticipado informalmente que lo haría en esta oportunidad, lo que refuerza la idea de un gobierno que no solo no informa, sino que sistemáticamente posterga.
Obra pública selectiva y ajuste silencioso
El informe también reveló la continuidad de una política de obra pública focalizada en distritos “más amigables” al oficialismo, una señal preocupante de uso político de los recursos del Estado. A pesar del discurso de equidad y transparencia, el manejo de los contratos y transferencias a provincias sigue teñido de discrecionalidad.
El Ejecutivo, además, destacó la reducción del gasto previsional como un logro, omitiendo que dicha reducción se produjo a costa del poder adquisitivo de jubilaciones y pensiones mínimas. No se mencionaron futuras modificaciones al esquema previsional, lo que refuerza la idea de que el ajuste continuará sin mayores debates.
Un gobierno que responde cuando quiere
En líneas generales, el documento presentado por Francos dejó más dudas que certezas. Si bien se respondieron más de 2.300 preguntas, muchas de ellas fueron tratadas con superficialidad o directamente quedaron sin desarrollar. Temas clave como la Hidrovía, el uso de fondos del impuesto PAIS o el destino de los fideicomisos disueltos fueron apenas esbozados.
Este informe confirma una lógica preocupante en el gobierno de La Libertad Avanza: hablar mucho, explicar poco y evitar las preguntas incómodas. En lugar de profundizar en el rumbo económico y dar respuestas claras, Francos optó por consolidar una narrativa oficial que se sostiene más en la propaganda que en la transparencia.
A seis meses de gestión, lo que se perfila no es un modelo de eficiencia liberal, sino uno de blindaje discursivo y opacidad estructural.