El Gobierno volvió a encerrarse en un fuerte hermetismo. La “mesa chica” libertaria pasó horas reunida en la Casa Rosada para definir cómo conseguir los votos que necesita en el Congreso. Tras varias filtraciones, el oficialismo decidió blindar toda información y trabajar en silencio, lejos del control público.
La reunión fue en el despacho de Karina Milei. Allí estuvieron Manuel Adorni, Diego Santilli, Patricia Bullrich, Santiago Caputo, Martín Menem y el ministro de Economía, Luis “Toto” Caputo. Según fuentes oficiales, el clima fue tenso y el objetivo fue reorganizar la estrategia para aprobar el Presupuesto 2026 y las reformas que impulsa Javier Milei.
Caputo, que maneja la billetera del Estado, ahora participa de cada encuentro. Su presencia muestra que las negociaciones se basan más en compromisos financieros que en acuerdos políticos. Mientras tanto, el Consejo de Mayo reforzó el secreto: ya no se filtrará ningún avance sobre los proyectos que afectan a trabajadores, provincias y empresas.
Federico Sturzenegger continúa trabajando en la reforma laboral junto a Julio Cordero. En paralelo, Caputo y Juan Pazo revisan cambios tributarios que impactarán directamente en la economía cotidiana. Todo se hace detrás de puertas cerradas.
Martín Menem busca votos en Diputados. Santilli viaja por las provincias para convencer a gobernadores que ya muestran cansancio por las presiones del Gobierno. El plan oficial es enviar todo al Congreso a mediados de diciembre.
Mientras el país espera definiciones, el Gobierno sigue operando en silencio. Las reformas avanzan sin transparencia, sin debate y con más dudas que certezas sobre su verdadero impacto.
