La mañana de este viernes sacudió a Venezuela y al mundo: la opositora María Corina Machado fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz 2025, reconociendo su lucha incansable por los derechos democráticos y su firme resistencia frente al régimen chavista.
Desde el anonimato al podio global, Machado emerge como símbolo de valentía civil. Bloqueada para presentarse en las presidenciales de 2024, empujada a la clandestinidad por amenazas del poder en Caracas, hoy su nombre retumba más fuerte que nunca. El Comité Noruego la eligió por su rol unificador de la oposición, su firmeza frente a la militarización de la sociedad y su apuesta por una transición pacífica hacia la democracia.
En su primera reacción, Machado confesó estar “sin palabras” y declaró que “este reconocimiento es para todo el pueblo venezolano”. En un mensaje dirigido al continente, afirmó: “¡Venezuela será libre!”, y subrayó que este premio refuerza la esperanza de millones de ciudadanos que sueñan con un cambio real.
Pero el galardón no llega sin tensiones: su designación despierta advertencias sobre la seguridad, dudas sobre su presencia en la ceremonia oficial y la inevitable confrontación política que se desatará en Caracas. Las vísperas de diciembre se encienden. La historia, una vez más, pone a Machado en el ojo de la tormenta… pero también en el centro de la esperanza.