La inflación volvió a acelerar en la Ciudad de Buenos Aires y dejó en evidencia el descontrol económico que vive el país: en noviembre los precios subieron 2,4% y ya acumulan un 32,6% interanual, mientras el Gobierno sigue prometiendo “estabilidad” que nunca llega.
Según el IPC porteño, el costo de vida volvió a dispararse luego de dos meses de relativa calma. Los rubros que más aumentaron fueron Recreación y Cultura (4%), Restaurantes y Hoteles, Transporte y Vivienda, con subas que superaron el promedio y golpean de lleno a la clase media y a los sectores más vulnerables.
Todo ocurre a horas de que el INDEC publique la inflación nacional, que ya es anticipada por consultoras privadas como más alta que en meses anteriores, pese al discurso oficial que intenta vender una “desaceleración” que nadie ve en la calle.
El rubro Vivienda, agua, electricidad y gas trepó 2,5%, empujado por los aumentos en alquileres, expensas y tarifas que siguen ajustándose sin control, mientras las familias quedan atrapadas entre facturas impagables y sueldos congelados.
En Alimentos y bebidas, los precios subieron 2,2%, con fuertes aumentos en carne (4,5%), frutas (6,8%) y panificados, confirmando que hasta la comida básica se volvió un lujo. Solo las verduras mostraron una leve baja, insuficiente para aliviar el bolsillo.
El Transporte aumentó 2,9%, impulsado por los combustibles, mientras que Restaurantes y hoteles subieron 2,7% y los paquetes turísticos dispararon el rubro Recreación y Cultura al tope de la lista.
Mientras tanto, el Gobierno nacional sigue sin un plan claro para frenar la inflación real, esa que se siente en la góndola, en el alquiler y en la factura de luz. Noviembre dejó otro dato alarmante y todo indica que lo peor todavía no pasó.