El aspirante a embajador de Estados Unidos en Argentina, Peter Lamelas, protagonizó una fuerte controversia geopolítica tras declarar en el Senado norteamericano que respaldará abiertamente a Javier Milei, supervisará acuerdos provinciales con China y buscará que Cristina Kirchner “pague lo que tiene que pagar”.
Durante su audiencia ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Lamelas —médico cubano-estadounidense nominado por Donald Trump— delineó una agenda que revive la lógica de la Doctrina Monroe y refuerza el perfil intervencionista del nuevo gobierno republicano en América Latina. Su objetivo es claro: alinear a la Argentina con la estrategia global de Washington, desplazando la influencia de China y legitimando el proyecto de ultraderecha de Milei.
🔍 Un embajador con perfil de “virrey”: control político y económico
Lamelas anunció que recorrerá las 23 provincias argentinas para “vigilar que no hagan acuerdos con los chinos”, deslizando que estas relaciones bilaterales “pueden prestarse a la corrupción”. Esta afirmación no solo fue vista como una amenaza a la soberanía provincial, sino también como una forma de disciplinamiento geoeconómico orientado a romper los lazos entre Argentina y China, uno de los principales socios comerciales del país.
🏛 Intervención judicial y respaldo al lawfare
En un tono abiertamente injerencista, Lamelas anticipó su voluntad de actuar sobre la Justicia argentina para que Cristina Fernández de Kirchner reciba una condena efectiva. La acusó sin pruebas de haber encubierto el atentado a la AMIA y deslizó dudas sobre su relación con la muerte del fiscal Alberto Nisman. Estas declaraciones reactivaron el debate sobre la influencia extranjera en el lawfare regional y fueron interpretadas como una confesión indirecta del rol de EE.UU. en el encarcelamiento político de CFK.
🌐 China responde: “Argentina no debe ser un campo de batalla”
La Embajada de la República Popular China en Argentina respondió enérgicamente, acusando a Lamelas de sostener una postura “plagada de prejuicios ideológicos” y de querer revivir la Guerra Fría. En un comunicado, advirtió que “Argentina no debe convertirse en un campo de batalla entre potencias”, sino en un espacio de cooperación internacional “basado en el respeto mutuo y el beneficio compartido”.
💬 Reacciones políticas: del repudio federal al llamado a defender la soberanía
La respuesta local no tardó. El gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof, publicó un comunicado titulado “Lamelas go home”, acusando al diplomático de violar el derecho internacional y de actuar como un emisario de la nueva política colonial de EE.UU.. Lo vinculó además con la amenaza de intervención de Milei sobre las provincias y el desfinanciamiento del federalismo.
Otros gobernadores, como Gustavo Melella (Tierra del Fuego) y Sergio Ziliotto (La Pampa), también se manifestaron, afirmando que sus provincias no aceptarán injerencias externas. Desde el Congreso, figuras como Juliana Di Tullio, Leopoldo Moreau y Myriam Bregman calificaron las declaraciones de Lamelas como “una amenaza directa a la soberanía” y “un intento de condicionar el sistema judicial argentino”.
⚠️ Análisis geopolítico: ¿una embajada como actor de inteligencia?
La candidatura de Lamelas, promovida por Trump, se enmarca en una estrategia más amplia del gobierno republicano para reconsolidar su hegemonía hemisférica, desplazando no solo a China, sino también a cualquier actor que cuestione la agenda neoliberal. En ese contexto, el respaldo a Milei se convierte en una pieza clave: el presidente argentino funciona como socio regional de un proyecto que combina intervencionismo diplomático, disciplinamiento económico y lawfare judicial.
El riesgo, para analistas y sectores democráticos del país, es que Argentina sea utilizada como plataforma de disputa geopolítica, poniendo en juego su autonomía estratégica y debilitando su capacidad de desarrollar una política exterior soberana y multipolar.