Javier Milei, Valenzuela y el tablero electoral bonaerense: ¿una apuesta estratégica o una fuga de votos?

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Mientras Javier Milei consolida su figura presidencial en el plano internacional, sus movimientos internos empiezan a delinear un nuevo escenario político en la provincia de Buenos Aires. Desde el Foro Económico de Madrid, el presidente envió un mensaje cargado de contenido electoral: elogió la gestión de Diego Valenzuela, intendente de Tres de Febrero, y primer dirigente del PRO en migrar a La Libertad Avanza. El gesto fue leído como un posible respaldo a una futura candidatura bonaerense.

El reconocimiento de Milei no fue casual: destacó la eliminación de tasas municipales impulsada por Valenzuela como modelo de “competencia tributaria”, parte central de su visión de país. Esta política le permitió al intendente atraer inversiones y construir una narrativa de eficiencia liberal en territorio bonaerense. Pero, más allá del elogio, el trasfondo es claro: el oficialismo nacional busca posicionarse en el conurbano, especialmente en la estratégica primera sección electoral, donde se concentra una porción crítica del electorado.

Una provincia clave y fragmentada

Buenos Aires representa el mayor distrito electoral del país, con más de 12 millones de votantes distribuidos en ocho secciones y 135 municipios. En ese mapa, el conurbano –y en particular la primera y tercera sección electoral– es clave para cualquier fuerza política con aspiraciones de poder. La primera sección, donde se mueve Valenzuela, representa más de 5 millones de electores y podría ser el campo de batalla más competitivo en 2025.

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Las encuestas reflejan un panorama complejo. Según datos recientes de Proyección Consultores, La Libertad Avanza se ubica en torno al 30% de intención de voto en la provincia, mientras que Unión por la Patria conserva un piso del 35%, aunque con una leve caída sostenida. El PRO, por su parte, se mantiene estancado entre el 7% y el 8%. Pero lo más significativo es lo que ocurre cuando se mide un eventual acuerdo entre Milei y el PRO: la suma aritmética no potencia los resultados, sino que reduce el caudal electoral de ambos espacios.

¿Por qué una alianza con el PRO le resta votos a Milei?

El análisis de Proyección indica que, en lugar de alcanzar los 38 puntos esperados, la fusión entre libertarios y macristas apenas llega a 35%, con una fuga de votos hacia opciones de centro. Este fenómeno se repite desde hace tres meses y sugiere una resistencia creciente de parte del electorado bonaerense a una alianza de derecha dura. La imagen de Milei, si bien fuerte, parece no ser suficiente para transferir votos a otros candidatos de su espacio, un dilema que se refleja incluso en otras provincias: ni Manuel Adorni en CABA ni Diego Hartfield en Misiones lograron capitalizar la marca.

En este contexto, los indecisos tienden a reducirse y crecen las chances de partidos alternativos, incluido Unión por la Patria. El peronismo, con fuerte presencia territorial y estructura consolidada, podría beneficiarse de una división en el voto opositor, especialmente si Milei y el PRO no logran resolver sus tensiones internas y presentar una propuesta unificada y creíble.

¿Valenzuela candidato?

Aunque en el entorno de Valenzuela aseguran que “no se descarta nada”, una candidatura en la primera sección podría tener efectos amplificadores. Su perfil mixto –ex PRO, ahora libertario, con gestión concreta en el conurbano– podría ofrecer un anclaje territorial a un proyecto que, hasta ahora, ha tenido dificultades para expandirse más allá de la figura presidencial. Pero también representa un riesgo: si no logra traccionar votos propios, podría ser el ejemplo de los límites del mileísmo sin Milei.

Conclusión: Milei busca presencia territorial, pero enfrenta límites estructurales

El experimento libertario en la provincia de Buenos Aires está en marcha, pero presenta desafíos. El principal: la figura de Milei no es fácilmente transferible, y sus intentos de consolidar alianzas, lejos de sumar, podrían restar. En una provincia fragmentada, con alta densidad electoral y marcada por tensiones socioeconómicas, el voto es más pragmático que ideológico. El apoyo presidencial no garantiza éxito local, y la competencia será feroz.

Para Unión por la Patria, el desafío será capitalizar esta debilidad, reordenar su oferta y evitar la dispersión. Para el PRO, resistir sin diluirse. Y para Milei, demostrar que su proyecto puede bajar del atril y ganar territorio.

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