¡La Casa Rosada se sacude y el país sigue al borde del abismo!

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Este lunes, Javier Milei encabezó la primera reunión de su renovado Gabinete tras un fin de semana marcado por sorpresivas designaciones que generaron más incertidumbre que certezas sobre el rumbo de la Argentina.

Manuel Adorni asumió como nuevo jefe de Gabinete, mientras Diego Santilli se sumó al ministerio del Interior. Ambos reemplazan a Guillermo Francos y Lisandro Catalán en lo que el Gobierno describe como una “nueva etapa de reformas necesarias”. Sin embargo, analistas y opositores cuestionan si estos cambios son realmente estratégicos o simplemente buscan tapar la falta de planificación y la creciente tensión social y económica.

El carrusel de cambios no se detiene: Patricia Bullrich y Luis Petri también dejarán sus cargos próximamente para asumir en el Congreso, anticipando otra ronda de modificaciones que algunos califican como improvisadas. La Casa Rosada insiste en hablar de consenso federal y reformas estructurales, pero para muchos, estas declaraciones contrastan con la desconfianza creciente de los mercados y de la sociedad ante un Ejecutivo que parece reaccionar más que planificar.

La reunión de hoy también marcó la primera participación del canciller Pablo Quirno y la discusión de temas clave como el Presupuesto 2026 y las próximas medidas económicas. Mientras tanto, Milei y su equipo buscan mostrar un Gobierno renovado, prometiendo diálogo con las provincias y acuerdos en el Congreso. No obstante, expertos advierten que la prioridad real debería ser estabilizar la economía y generar confianza, no solo decorar la estructura del Gabinete.

Adorni, en sus declaraciones, subrayó que este cambio implica “una gestión federal y de consensos” y prometió impulsar reformas laborales, impositivas y judiciales. Santilli, por su parte, agradeció al Presidente por la confianza y aseguró que asume con “profunda convicción” este desafío. Sin embargo, para la ciudadanía, estas palabras suenan a promesas vacías frente a la inflación, el desempleo y la falta de certezas sobre la dirección del país.

En definitiva, mientras el Gobierno intenta mostrar una imagen de renovación y eficiencia, la Argentina enfrenta un clima de dudas y expectativas tensas: ¿serán estas modificaciones suficientes para garantizar estabilidad o solo profundizarán un caos que ya es evidente para muchos? La primera reunión del nuevo Gabinete dejó en claro que el Gobierno de Milei inicia esta etapa bajo una fuerte presión y con un país expectante, temeroso y cuestionador.

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