30 de octubre de 2025 – Por Redacción InfodelPlata
Otra vez, el bolsillo del laburante paga los caprichos de un gobierno que juega a la economía como si fuera una partida de póker. La inflación de octubre ronda el 2,5 % mensual, según los propios datos que ya circulan entre consultoras cercanas al oficialismo. Los aumentos más duros están en alimentos y bebidas, justo donde más duele: en la mesa de los argentinos.
💬 “El mercado no alimenta a los pibes”
Mientras el Presidente habla de “liberar precios”, el kilo de carne se fue por las nubes, la leche se convirtió en un lujo y el pan sube cada semana. La famosa “mano invisible del mercado” que prometía ordenar todo, lo único que hizo fue empujar al pueblo hacia abajo.
Guillermo Moreno lo dijo mil veces:
“Sin control del Estado, la economía se convierte en una selva. Y en la selva, los que mandan son los más grandes.”
Y eso es exactamente lo que está pasando: los monopolios ganan, el pueblo pierde y el Gobierno aplaude.
💸 Un modelo sin corazón ni cabeza
Mientras Milei y su troupe libertaria festejan los “superávits gemelos”, la realidad de la calle es otra. Los comercios vacíos, las pymes fundidas y los trabajadores que no llegan al día 15 del mes.
El problema no es la inflación: es la ausencia total de política económica. No hay planificación, no hay Estado presente, no hay idea de país. Solo hay un gobierno enamorado del dogma del dólar y de los gurúes de las redes.
🧭 El camino del peronismo: volver a producir
Argentina necesita volver a poner la producción por encima de la especulación, el trabajo por encima de la timba financiera y el Estado al servicio del pueblo, no de los bancos.
Moreno lo resume fácil:
“El día que volvamos a hablar de precios, salarios y mercados internos como una misma cosa, ese día vuelve la Argentina peronista.”
Conclusión:
La inflación de octubre no es un número. Es el termómetro de un país sin rumbo, conducido por un gobierno que cree que la patria se maneja con memes y libertades de fantasía.
Mientras tanto, el pueblo espera que vuelva el Estado presente, el que defiende, el que regula y el que cuida.
Porque la justicia social no se tuitea: se construye.