El mundo entero llora la partida de Giorgio Armani, el genio italiano que cambió para siempre la forma de entender la elegancia. A los 91 años, el diseñador falleció en su residencia, dejando tras de sí un legado inmortal que transformó la moda en un lenguaje universal de poder, belleza y sofisticación.
Armani no fue solo un creador de ropa, fue un revolucionario. Su visión redefinió la sastrería masculina con trajes desestructurados y liberó a las mujeres de las rigideces del pasado, ofreciéndoles un estilo sobrio, andrógino y profundamente moderno. Desde Hollywood hasta las alfombras rojas más exclusivas, vistió a las estrellas más grandes, convirtiéndose en sinónimo absoluto de glamour.
A diferencia de muchos de sus colegas, Armani jamás cedió el control de su imperio. Dueño absoluto de cada decisión, mantuvo su firma independiente hasta el final, convirtiéndose en un símbolo de autenticidad y resistencia en un mundo dominado por corporaciones. Su sello se extendió más allá de las pasarelas: perfumes, hoteles, gastronomía de lujo… todo llevaba la impronta del hombre que convirtió su nombre en un emblema global.
Su partida genera un vacío imposible de llenar. En Milán se abrirán las puertas para que miles de admiradores puedan despedirlo en una cámara ardiente pública, mientras que su familia prepara una ceremonia privada. La moda pierde a su emperador, pero el mito de Giorgio Armani vivirá para siempre.