El Gobierno de Javier Milei inicia una semana decisiva con un objetivo evidente: doblegar a los gobernadores y quebrar el poder del PJ en el Congreso. Con una economía inestable y el malestar social creciendo, la Casa Rosada apuesta todo a una negociación que combina promesas, presiones y favores políticos.
Manuel Adorni y Diego Santilli harán una ronda de reuniones para intentar cerrar acuerdos sobre el Presupuesto, las reformas laborales e impositivas y el endurecimiento del Código Penal. Sin embargo, el verdadero plan no aparece en los documentos oficiales: sumar aliados como sea para construir la “coalición de las reformas” y garantizar que el proyecto económico del Gobierno avance sin obstáculos.
Mientras tanto, el oficialismo despliega una ofensiva silenciosa pero intensa dentro del Congreso. Martín Menem y Patricia Bullrich buscan desarmar los bloques opositores y quitarle al PJ la primera minoría en ambas cámaras. Si ese objetivo se cumple, La Libertad Avanza podría manejar comisiones, cargos estratégicos e incluso avanzar sin frenos sobre cuestiones sensibles como la Corte Suprema.
El Senado es el terreno más complejo. En la Casa Rosada aseguran que ya cuentan con 44 senadores dispuestos a apoyar las reformas, una cifra que dejaría al peronismo sin poder de bloqueo por primera vez en décadas. A la vez, se disputa quién ocupará la Presidencia Provisional: el oficialismo quiere a la neuquina Nadia Márquez, pero todavía no logra reunir los votos necesarios.
Entre los gobernadores aparece una figura clave: Gerardo Zamora. Mantiene el silencio mientras todos esperan su decisión. Su apoyo podría inclinar la balanza y reducir aún más el peso de Unión por la Patria en el Congreso.
En el centro de esta compleja ingeniería política están Karina Milei y Santiago Caputo, quienes conducen las negociaciones, alinean aliados y presionan a las provincias para sostener el rumbo del Gobierno.
Aunque el discurso oficial insiste en que la sociedad pidió menos impuestos y más mercado, la pregunta que domina en el Congreso es otra: ¿cuánto poder quiere concentrar el Gobierno para imponer su plan económico?
Esta semana se sabrá si la Casa Rosada logra su jugada o si abre una nueva crisis en un país que ya no tolera más sobresaltos.