El Presidente avanza con su plan de reformas a pura imposición y sin escuchar el clamor de la calle. Detrás del discurso de la “libertad”, crece el ajuste y la concentración del poder.
Javier Milei no baja el ritmo. En plena recesión, con el bolsillo de los argentinos en terapia intensiva, el Presidente apura la construcción de un “nuevo oficialismo” hecho a su medida. Gobernadores derrotados, promesas de reformas laborales y tributarias, y una Casa Rosada que festeja mientras el pueblo sufre. El show libertario continúa, pero las soluciones reales siguen sin aparecer.
Mientras tanto, el peronismo intenta recomponerse tras una derrota dura. Con Cristina Fernández enfrentando causas judiciales y muchos dirigentes más preocupados por su propio futuro que por el destino del movimiento, el espacio busca reencontrarse con su esencia: defender a los trabajadores y ponerle un freno a un gobierno que gobierna para unos pocos. Milei, entre abrazos y decretos, consolida su poder; pero el malestar social late fuerte, y tarde o temprano, el país le pasará factura.