El presidente Javier Milei volvió al ruedo con una energía arrolladora. En una jornada que sacudió la calma del interior, el mandatario aterrizó en Santiago del Estero para encabezar un multitudinario acto, y por la tarde llevó su impronta libertaria a Tucumán, decidido a marcar el pulso de la campaña en su tramo final.
Desde temprano, Milei se mostró desafiante ante una marea de seguidores que lo ovacionó al grito de “¡Viva la libertad, carajo!”. Con un discurso cargado de épica, prometió seguir “derribando las estructuras de la casta” y defendió las reformas impulsadas por su gobierno como el inicio de una nueva era para la Argentina.
Sin descanso, partió rumbo a Tucumán, donde lo esperaba otra concentración masiva. Allí volvió a insistir en que “el cambio no se negocia” y que “el pueblo ya eligió el camino de la libertad”.
En ambos escenarios, el Presidente endureció su tono contra la oposición y apuntó con fuerza al kirchnerismo, al que acusó de “haber condenado al país al atraso y la miseria”. Frente a un público encendido, sostuvo que “la verdadera grieta no es entre peronistas y radicales, sino entre quienes quieren la libertad y quienes viven del Estado”.
El mandatario aprovechó su paso por el norte para respaldar a los candidatos locales de La Libertad Avanza y reforzar su presencia en distritos donde se definirán bancas clave. Santiago del Estero y Tucumán se convirtieron así en piezas estratégicas del tablero político.
“Estamos escribiendo la historia —dijo Milei ante miles de simpatizantes—. Ya no hay vuelta atrás: o seguimos hacia la libertad o volvemos a la decadencia”.
Con banderas, cánticos y discursos encendidos, Milei dejó en claro que no piensa bajar la intensidad. Su paso por el norte marca el inicio del sprint final rumbo a las elecciones, en una batalla donde promete dejar todo para reafirmar su liderazgo y consolidar su proyecto político.
