Milei gasta USD 300 millones en trenes mientras el AMBA sigue hundido en el caos diario

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El Gobierno gasta USD 300 millones en 43 trenes mientras el AMBA sigue hundido en el caos diario

El Gobierno volvió a sacar la chequera. Ahora anunció la compra de 43 trenes nuevos para el AMBA. El costo total: USD 300 millones. La Secretaría de Transporte lo presentó como un “gran avance”, aunque millones de pasajeros siguen lidiando con servicios colapsados.

La operación incluye 150 coches, repuestos y manuales técnicos. También cubre el mantenimiento por tres años. Todo quedó oficializado por Trenes Argentinos.

Según el Gobierno, estas formaciones “mejorarán la frecuencia y reducirán los tiempos de viaje”. También prometen un menor consumo de combustible. Sin embargo, los usuarios del AMBA llevan años esperando mejoras que nunca llegan.

Los nuevos trenes, llamados DMU, irán a las líneas Roca, Mitre, Sarmiento, San Martín y Belgrano Sur. Esta compra se suma a tres locomotoras que aún no llegaron y que también costaron varios millones.

El discurso oficial vuelve a repetir lo mismo: “más seguridad, más eficiencia, más confiabilidad”. Mientras tanto, el sistema sigue deteriorado y la plata pública se va en compras apuradas.

En paralelo, el Gobierno avanza con otro plan polémico: la privatización del Belgrano Cargas. En diciembre publicarán los pliegos. Quieren vender locomotoras, vagones, vías y talleres por separado. Todo bajo el modelo de desintegración vertical que marca el Decreto 67/2025.

Los activos se repartirán entre remates y concesiones. Y el dinero recaudado irá a un fondo para obras futuras. Una jugada que ya genera críticas dentro y fuera del sector.

La Secretaría de Transporte insiste en que se está “modernizando el sistema”. Sin embargo, desde 2015 no se compraban trenes para pasajeros. Y ahora lo hacen en plena crisis, con 1,3 millones de usuarios diarios que todavía no ven cambios reales.

Mientras anuncian compras millonarias, también celebran haber “aumentado un 75% las capacitaciones” del personal. Pero los pasajeros siguen viajando mal, con demoras, cancelaciones y formaciones que ya no dan más.

El Gobierno apuesta a mostrar gestión con compras gigantes. Pero la realidad es otra: un servicio que no deja de caer y decisiones que parecen hechas más para la foto que para la gente.

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