El presidente de Irán, Masoud Pezeshkian, sufrió heridas leves en una pierna al huir por una escotilla de emergencia durante un ataque aéreo israelí a un búnker subterráneo en Teherán el 15 de junio. El hecho ocurrió en el marco de la guerra de 12 días entre ambos países, según informó un alto funcionario iraní a Al Jazeera.
El objetivo del ataque eran los máximos dirigentes del Consejo Supremo de Seguridad Nacional, quienes se encontraban reunidos en ese momento, y la precisión del bombardeo ha llevado a las autoridades a sospechar de filtraciones internas.
Según la agencia semioficial Fars, vinculada con la Guardia Revolucionaria, Israel lanzó seis misiles contra entradas, salidas y sistemas de ventilación del complejo para bloquear rutas de escape y cortar la electricidad. Pese a la magnitud del ataque, los asistentes lograron evadir la ofensiva gracias a una salida diseñada para emergencias, resultando heridos de forma leve el presidente y otros funcionarios.
Pezzeshkian había declarado en una entrevista con Tucker Carlson que Israel “intentó matarme” durante esa reunión. “Lo intentaron, sí… actuaron en consecuencia, pero fracasaron”, afirmó, recalcando que fue Israel, no Estados Unidos, quien planeó el ataque. La acusación provocó que Irán lanzara una investigación sobre cómo los servicios de inteligencia israelíes obtuvieron información tan precisa.
El ministro de Defensa israelí, Israel Katz, rechazó la acusación, afirmando que el objetivo de la ofensiva era infraestructura nuclear iraní, no un cambio de régimen . El ataque se asemeja, según Teherán, a la operación que en 2024 acabó con la vida del líder de Hezbolá, Hassan Nasrallah, pues también se centró en sellar salidas y sistemas de ventilación.
La respuesta del gobierno iraní fue contundente: prometió que Israel “pagará un precio” por el intento de asesinato, y desde entonces ha arrestado a más de 700 personas en una purga contra el espionaje, con al menos seis detenidos muertos, según autoridades y grupos de derechos humanos.