Tras el fallecimiento del papa Francisco, el Vaticano activó el protocolo establecido para estos casos, que incluye ritos religiosos, procedimientos administrativos y la preparación del cónclave que elegirá a su sucesor. El cardenal Kevin Farrell, actual camarlengo o chambelán del Papa, asumió formalmente las funciones temporales dentro del Vaticano.
El lunes de Pascua, pocas horas después de anunciar la muerte de Francisco, se informó que su cuerpo sería colocado a las 20:00 (hora local) en una capilla privada de su residencia en Santa Marta, donde también se realizarán los primeros ritos. A diferencia de otros pontífices, Francisco no vivía en el Palacio Apostólico, sino en una suite en la casa de huéspedes vaticana, en sintonía con su estilo austero.
Farrell tiene a su cargo tareas clave: confirmar oficialmente la muerte con apoyo de un médico, sellar la residencia del Papa, destruir su anillo y su sello de plomo (instrumentos para autenticar documentos papales) y coordinar el período de luto. Junto a un equipo de tres cardenales, definirá el calendario de homenajes y ceremonias, que deberán comenzar entre el cuarto y el sexto día después del fallecimiento, y que durarán nueve días.
Según informó el Vaticano, se espera que el cuerpo de Francisco sea trasladado el miércoles a la Basílica de San Pedro, para que los fieles puedan despedirse. Sin embargo, la decisión final se tomará el martes.
El funeral del pontífice será coherente con su estilo sencillo: no habrá catafalco ni exhibición elevada del cuerpo en la basílica, como suele ser tradición. En su lugar, el ataúd permanecerá abierto para permitir la última despedida. La misa se celebrará en la Plaza de San Pedro, y el entierro tendrá lugar en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma, cumpliendo con el deseo personal de Francisco. Será el primer papa en más de cien años que no es sepultado en la cripta vaticana. Además, pidió descansar en un ataúd de madera simple, en contraste con los tres ataúdes tradicionales de ciprés, plomo y roble usados por sus predecesores.
En paralelo, comienza a perfilarse el proceso para elegir a un nuevo papa. Esta responsabilidad recae sobre el Colegio Cardenalicio, compuesto por 252 cardenales, de los cuales 135 tienen derecho a voto (los menores de 80 años). Aunque los mayores de 80 no participan del sufragio, pueden intervenir en los debates previos. El nuevo Papa será elegido en cónclave, siguiendo el estricto protocolo eclesiástico.