
Las estaciones de servicio aplicaron desde la primera hora de este martes un nuevo incremento del 3 % en promedio en los combustibles, que representa la quinta suba en septiembre y eleva a cerca del 8 % el aumento acumulado en menos de dos meses.
La medida tomó por sorpresa a los automovilistas, ya que desde junio las petroleras y las estaciones de servicio no están obligadas a informar previamente los aumentos. La disposición, impulsada por la Secretaría de Energía, busca —según el Gobierno— “quitar trabas burocráticas y dar más libertad al sector privado”.
En la práctica, la falta de aviso deja a los consumidores sin margen de previsión. A modo de referencia, en agosto la nafta premium de Shell costaba $1.715. El 6 de septiembre subió a $1.729, un día después a $1.738, el 13 de septiembre a $1.752, y ahora trepó a $1.782.
El encadenamiento de aumentos vuelve a presionar sobre la inflación, mientras usuarios y expertos advierten que la política de desregulación del sector deja a los precios expuestos a una mayor volatilidad.