Reforma laboral bomba: el Gobierno entrega a los repartidores a la “libertad” de las apps y crece la bronca en la calle

Compartir

El Gobierno vuelve a avanzar con su fórmula conocida: flexibilizar, recortar derechos y entregar el trabajo argentino a las plataformas tecnológicas. En el último borrador de la reforma laboral, aparecen los cambios que impactarán directamente en miles de trabajadores de Uber, Rappi, PedidosYa, Cabify y Didi. Una movida que ya genera tensión en las calles, mientras las empresas celebran desde la comodidad de sus oficinas.

El proyecto, presentado como una “modernización”, instala un nuevo paradigma: el repartidor “independiente”, sin relación laboral, sin estabilidad y sin las protecciones que tiene cualquier trabajador formal. Según el texto, podrán “conectarse cuando quieran” y “decidir sus tiempos”, pero sin vacaciones, sin indemnización y con la amenaza constante de ser bloqueados por un algoritmo que nadie controla. Una libertad que, en la práctica, solo sirve para justificar precariedad.

El Gobierno insiste en que la ley busca “promover la economía digital”, pero especialistas señalan que parece escrita a medida de las plataformas. Estas empresas deberán ofrecer información básica, permitir reclamos y brindar cursos de seguridad vial. Paliativos que no resuelven lo esencial: salarios cada vez más hundidos, jornadas extenuantes y la exposición diaria a robos y accidentes.

El gran anuncio oficial es el “seguro de accidentes personales”. Sin embargo, el borrador evita aclarar quién lo financia y deja expreso que no implica reconocer una relación laboral. Mientras tanto, los repartidores deberán inscribirse en la AFIP, pagar aportes, cumplir la normativa de tránsito y aceptar las condiciones impuestas por cada aplicación.

El documento también detalla algunos derechos: rechazar pedidos, solicitar portabilidad de datos y recibir el 100% de las propinas. Beneficios mínimos presentados como un logro revolucionario para una reforma que, en el fondo, consolida un modelo donde la “flexibilidad” solo favorece a las plataformas.

Con un discurso de autonomía, el Gobierno impulsa una norma que muchos consideran un traje hecho a medida de las corporaciones digitales. Una reforma que promete más conflicto, más tensión y el mismo final de siempre: el trabajador, una vez más, pagando la cuenta.

Compartir
Dejar comentario

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *