Un insólito fallo judicial encendió la polémica: un trabajador fue despedido tras quedarse con una caja navideña que no era suya… y la Justicia confirmó que el despido fue “justificado”. El caso ocurrió en una empresa porteña, donde las cámaras internas lo captaron llevándose el obsequio sindical destinado a una compañera.
El hombre alegó que lo hizo con permiso de un delegado, pero en el juicio nadie respaldó su versión. Para los jueces, la confianza se había roto: el gesto, aunque de poco valor económico, fue suficiente para poner fin a su contrato. “Una falta de buena fe y fidelidad”, sentenció el tribunal.
Así, el trabajador perdió su demanda y apenas cobrará una diferencia menor en la liquidación final. La Justicia fue clara: en tiempos de crisis, robar una caja navideña puede costarte el trabajo… y la dignidad.