La crisis que el Gobierno intenta tapar a la fuerza explotó sin remedio en La Matanza. Mientras la gestión Milei se hunde entre peleas internas y descontrol político, la concejala Leila Gianni dinamitó La Libertad Avanza y formó su propio bloque, desatando una guerra feroz dentro del oficialismo. La dirigencia libertaria, cada día más fracturada, reaccionó con furia: la tildaron de “traidora kuka” y la expulsaron públicamente en un papelón que muestra el nivel de caos que reina en el espacio del Presidente.
Gianni —exfuncionaria mimada de Pettovello— se cansó de las internas, denunció manejos turbios, bloqueos y operaciones, y se fue con dos concejales del PRO para armar la “Alianza Libertad Republicana”. La respuesta del aparato libertario fue inmediata: comunicados agresivos, acusaciones sin pruebas y un intento desesperado de sostener una unidad que ya no existe.
La propia Lilia Lemoine, en un escándalo de proporciones, desautorizó a sus compañeros, insultó a la dirigencia local y dejó expuesto que ni siquiera entre los fieles a los Milei hay orden. A esto se sumó la difusión malintencionada de un saludo protocolar de Gianni con el intendente Espinoza, usado como “prueba” de su supuesta traición.
En el fondo, la ruptura desnuda lo que el Gobierno no quiere admitir: falta de conducción, peleas por cargos y un proyecto que, lejos de consolidarse, se está desarmando a pedazos aun antes de cumplir un año de gestión. Mientras los dirigentes libertarios se atacan entre sí, los vecinos quedan otra vez a la deriva, víctimas de un gobierno que prometió orden y está mostrando solo descontrol.
