En un verdadero golpe político que sacudió los cimientos del Gobierno, Gerardo Werthein presentó su renuncia como canciller y abrió la puerta a una nueva ola de cambios dentro del gabinete de Javier Milei. La decisión se formalizará el próximo lunes, apenas cuatro días antes de las elecciones legislativas, generando un temblor inesperado en el corazón de la administración libertaria.
Según trascendió, Werthein habría comunicado su salida al propio presidente y a Karina Milei durante una reunión en la Quinta de Olivos el viernes pasado. El encuentro, descrito por testigos como “tenso y decisivo”, habría sellado el final de un ciclo que ya mostraba grietas desde hace semanas.
Dentro del entorno oficial, las versiones se multiplican. Algunos aseguran que el canciller no soportó el avance de Santiago Caputo en la política exterior, que habría reducido su margen de acción. Otros hablan de diferencias profundas sobre la estrategia diplomática y la exposición internacional del Gobierno. Lo cierto es que la relación entre Werthein y el círculo íntimo de Milei se había enfriado visiblemente.
El propio Presidente había dejado entrever que, tras las elecciones, vendrían cambios profundos en su equipo, aunque nadie imaginó que el primer movimiento llegaría antes de los comicios.
La renuncia del canciller marca el inicio del recambio ministerial que Milei prepara desde hace semanas. En la Casa Rosada ya se habla de nuevos movimientos en áreas clave como Seguridad, Defensa y Comunicación. El objetivo, según fuentes cercanas al oficialismo, sería “alinear a todos bajo una misma conducción política” de cara a la segunda etapa del Gobierno.
Mientras tanto, el Presidente analiza nombres para suceder a Werthein. Entre los posibles reemplazantes suenan figuras cercanas al Ejecutivo, aunque ninguno cuenta aún con la bendición final.
La salida de Werthein no solo deja vacante una de las carteras más sensibles del Gobierno, sino que también expone tensiones internas en un momento crítico. Con las elecciones a la vuelta de la esquina, el oficialismo enfrenta el desafío de mostrar estabilidad y cohesión ante una opinión pública expectante.
El futuro del gabinete ya está en juego, y todo indica que el lunes comenzará una nueva etapa en la gestión Milei. Una etapa marcada por los recambios, las disputas de poder y la necesidad urgente de mostrar resultados.